Todos los caminos conducen a una nueva versión de la interna entre Sergio Uñac y José Luis Gioja. Esta es la síntesis del escenario del PJ para 2025 incluso cuando los nombres sean otros, con apariencia de renovación.

Hay que despejar las excusas. Todos están hablando y pensando en el año electoral. No porque importen demasiado las tres bancas en juego, sino porque se van a sentar las bases y la línea de largada para el 2027.

Hay al menos un par de figuras que están en carrera porque nunca interrumpieron la campaña: Cristian Andino por un lado y Fabián Gramajo por el otro.

Ni Andino ni Gramajo tienen como meta en su carrera política llegar al Congreso de la Nación. Sin embargo ser candidato a diputado nacional para ambos representa, en primer lugar, seguir en la consideración de la gente. Y, en segundo lugar, demostrar cuántos porotos tienen para proyectarse dos años después a su verdadera ambición que es la candidatura a gobernador.

En 2023 esa posibilidad les fue negada. Tuvieron que allanarse a los dos líderes partidarios, Uñac y Gioja. El orden es indistinto. Entonces, Andino por su lado y Gramajo por el suyo, están embalados para competir el año que viene como escala imprescindible para proyectarse hacia 2027. Ninguno de los dos podría prescindir de la bendición de los generales, que siguen siendo los mismos.

Pese a la renovación de la conducción partidaria, cada vez está más claro que esa reconfiguración fue a los efectos formales. La alta política, las decisiones de fondo, siguen dependiendo de la palabra de Uñac y de Gioja. Y del acuerdo o el desacuerdo entre ambos.

A los hechos.

Luego de largos meses de resguardo, Uñac volvió a asomar públicamente. Fue el lunes en el abrazo de los trabajadores al edificio de Vialidad Nacional, en rechazo a las políticas de ajuste de Javier Milei. Además está visitando las juntas departamentales, marcando presencia en la asunción de las nuevas autoridades partidarias.

Gioja nunca dejó de estar. Incluso dejó correr el rumor de su eventual candidatura para volver al Congreso el año próximo. Cuando fue consultado directamente en Banda Ancha el 16 de octubre, contestó con una evasiva. No es tiempo de hablar de elecciones, al menos no en público. Pero pudo excluirse y no lo hizo.

No lo borren a Gioja porque Gioja no se borra. Fue el título de la columna Jaque Mate el 17 de octubre.

Uñac ya tiene a su favorito: Andino. Ya lo eligió como compañero de fórmula en 2023 y luego le dio cobijo como asesor en el Senado. Su vínculo goza de buena salud. Con ese halo bendito, el sanmartiniano fue bien acogido en cada departamento a lo largo de todo este año. Los intendentes justicialistas le dieron su aliento.

Gramajo hizo lo propio, pero en soledad. Mantuvo el diálogo con los popes, pero no le pidió permiso a nadie. Jamás dejó de recorrer la provincia, con el afán de instalarse hasta que no haya más remedio que dejarlo competir. De vez en cuando se deja ver con Gioja. No así con Uñac.

Una PASO entre Andino y Gramajo podría resultar complementaria para el peronismo. El sanmartiniano aportaría un voto más independiente, mientras el chimbero se quedaría con el voto peronista clásico. Es una simplificación y la política no funciona así. Pero sirve para entender el razonamiento.

La disputa podría ser desigual si Gramajo se enfrentara no a Andino, sino a la estructura que le ofrece Uñac. Por eso la mejor apuesta del chimbero sería compensar con el respaldo de Gioja. Pero Gioja puede jugar él mismo, en primera persona.

¿Y si Gioja les ganara a los más jóvenes? Es futurología, pero una derrota de esa magnitud podría lesionar gravemente la carrera de los ex intendentes que siguen peleando por alcanzar el bastón de mariscal. Y se les escapa.


JAQUE MATE

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