El próximo domingo habrá elecciones al lado de San Juan y el resultado podría ser inquietante para el ecosistema político. El país está sumido en una nueva versión del 'que se vayan todos'. Sin cacerolas, sin escraches, sin corralito, igualmente gana la bronca y el desánimo frente al fracaso de la política.

No es una percepción periodística solamente. El consultor Hugo Haime citó el sábado en el diario Perfil cifras reveladoras de este fenómeno. Su encuesta más reciente indicó que el 60 por ciento de los electores siente enojo. Otro 35 por ciento, tristeza.

En este clima social se incuba la votación nacional, a tres meses y medio de las PASO presidenciales. ¿Acaso las provincias que desdoblaron sus comicios pueden abstraerse de la mala onda? Las realidades locales son disímiles. Pero los candidatos de todo el espectro coinciden: el malhumor por la economía es ineludible.

Por eso el justicialismo sanjuanino está empecinado en mostrar la habilidad de Sergio Uñac para pilotear la provincia en la adversidad, con cierta autonomía de la tragedia nacional sea quien fuere el presidente: Mauricio Macri o Alberto Fernández.

Por eso el retador interno de Uñac, José Luis Gioja, está haciendo foco en su figura como exgobernador sin pegarse a ninguna referencia nacional, a diferencia de todas las campañas anteriores. 'Es el mismo Flaco...', dice el jingle. Y punto. Lo que pase en San Juan quedará en San Juan.

Excepto para la oposición. El principal rival del PJ en esta ocasión, Marcelo Orrego, tiene la oportunidad de capitalizar el descontento. Puede no ser el más duro antagonista de Uñac. De hecho siempre se caracterizó por la moderación. Pero su permanencia en Cambiemos o Juntos por el Cambio le fue despejando el camino para cosechar cada voto desencantado con el peronismo. O una parte importante, al menos.

El orreguismo acertó cuando cerró acuerdo con el liberal Sergio Vallejos quien, a pesar de no ser reconocido por Javier Milei, logró exhibir un temperamento muy compatible con el economista histriónico. Oficialmente, el Frente Desarrollo y Libertad se quedó con 'el rugido del león'.

En todo el país los libertarios son una amenaza para Juntos por el Cambio, porque dividen el voto opositor. En San Juan la alianza de Vallejos con Orrego neutralizó parcialmente esa fracción. El saldo final se verá dentro de dos domingos.

Javier Milei con su candidato en La Rioja: Martín Menem, hijo de Eduardo y sobrino de Carlos Saúl

El próximo fin de semana habrá comicios en La Rioja. Un importante consultor de esta región afirmó que está prácticamente asegurada la victoria del PJ. Será reelecto el gobernador justicialista Ricardo Quintela. Pero el dato más llamativo sería quien se quede con el segundo lugar. Tiene altas chances de ser el candidato de Milei.

Es una figura de apellido riojano ilustre. Se llama Martín Menem, es hijo de Eduardo y sobrino de Carlos Saúl. Los sondeos previos lo ubican por encima de Juntos por el Cambio. El fin de semana pasado recibió en su tierra al presidenciable libertario y se vivió el mismo fervor que en San Juan siete días antes.

Javier Milei estuvo en San Juan el sábado 22 de abril

Menem es defensor a ultranza de la dolarización y la eliminación del Banco Central. Si queda segundo en el escrutinio el próximo domingo será registrado como un batacazo libertario a nivel nacional. En la región también. Nada indica que vaya a tener efecto en San Juan, a siete días del comicio provincial. Pero la buena vecindad riojana con algunos municipios sanjuaninos es histórica. Habrá que observar el fenómeno.

Según los datos del consultor Haime, la bronca y el desánimo medidos en Argentina son similares a los registrados en 1998, 2001, 2002, 2009, 2010 y 2013. De acuerdo a esa línea histórica, hace 10 años que la moral no caía tan abajo.

Un investigador llamado Daniel Kahneman, citado por Haime, probó que los votantes se liberan del miedo y se animan a los cambios drásticos cuando no tienen nada que perder. Entonces ya no hay temor a 'dar un salto al vacío'. El tiro puede salir para cualquier lado.

Si tener trabajo estable y salario protegido por paritarias no garantiza estar por encima de la línea de pobreza, el votante se puede sentir absolutamente liberado para elegir lo desconocido. Es ahí donde empieza a cobrar sentido la llamativa explosión de Milei. 

Cualquier otra figura se hubiera derrumbado al plantear la venta de órganos o al cuestionar el derecho a la educación pública y gratuita. Pero él no. Está gozando de las mieles del descontento. Es la nueva versión del 'que se vayan todos', 22 años después del estallido de la convertibilidad que él defiende. 

Porque sí, incluso esa contradicción queda a un costado. La implosión de aquel modelo ficticio que derivó en la confiscación de los ahorros en 2001 revive como modelo para salir de la crisis. Una locura. Sin embargo, el absurdo tiene una justificación sólida: la política volvió a fracasar.

Juntos por el Cambio se tomó una foto de unidad simulada el viernes pasado, donde la tensión se hizo más evidente que nunca. El Frente de Todos se diluye ante la debilidad de Alberto Fernández, la alquimia de Sergio Massa y las restricciones de Cristina Fernández de Kirchner.

La incómoda foto de 'unidad' de Juntos por el Cambio

La vicepresidenta sigue siendo la mayor referencia dentro del oficialismo, pero tiene un techo electoral impenetrable y, lo más importante, pesa sobre ella una inhabilitación que la Justicia puede disparar de manera exprés.

El consultor Carlos Fara escribió el fin de semana en el diario Perfil que hoy la discusión en el Frente de Todos pasa por mantener una cuota de poder ante la derrota que se avecina. Más que una predicción, parece una sentencia.


JAQUE MATE