Sergio Uñac dijo que todavía hay un 50 por ciento de posibilidades de confluir con José Luis Gioja en una lista de unidad para senadores y diputados nacionales. Cuesta mucho creer esa afirmación, después del reproche y el ultimátum que lanzó en simultáneo, este martes en el Día de la Bandera. El gobernador tiene un borrador encabezado con su propio nombre para anotar el próximo sábado. Si el diputado nacional quisiera acoplarse a la nómina debería allanarse a las condiciones, pagando el costo de los casi ocho años de desencuentros.

Fue la primera aparición en público del gobernador en la semana de las definiciones. En apenas 72 horas tendrán que presentar candidatos al Congreso, combinados con una fórmula presidencial. Ese es otro tema: quién se queda con quién en el alineamiento nacional. Merece un párrafo aparte, más adelante. Primero, lo estrictamente local.

Con una amplia sonrisa, Uñac dijo que la cuestión de los nombres está 'totalmente definida' pero que no puede adelantarlo. Debió relativizar tamaña declaración. Todavía están las conversaciones abiertas, aunque existe un esquema preliminar. Fue entonces cuando lanzó el ultimátum, una condición con carácter innegociable fundada en la larga historia de diferencias con el giojismo.

Uñac confió en que su hermano Rubén ganará los comicios del 2 de julio y se convertirá en el próximo gobernador de San Juan. Sostuvo que es imperativo que los legisladores nacionales estén perfectamente encolumnados con el proyecto provincial. Incluso prometió contar 'algún día' lo que tuvo que soportar cuando asumía compromisos en Buenos Aires y luego algunos diputados de su espacio votaban en sentido contrario. Fue una referencia elíptica a Gioja.

No lo mencionó. No fue necesario que lo hiciera. Alcanza con echar un vistazo al pasado reciente para encontrar antecedentes que grafican la sentencia de Uñac. El momento más álgido fue posiblemente el inicio de la gestión entre 2015 y 2019, cuando junto con Gioja estaba Daniela Castro. Ambos diputados por San Juan permanecieron en el bloque Frente para la Victoria, con posturas muy agudas contra las políticas de Mauricio Macri. Por ejemplo, votaron en contra del acuerdo con los fondos buitres en marzo de 2016.

En aquella circunstancia, Uñac solo pudo contar con la bloquista Graciela Caselles. Fue su moneda de cambio para la negociación política con el macrismo que había llegado a la Casa Rosada hacía tres meses. Luego se sumó la ibarrista Florencia Peñaloza. Y en 2017 Walberto Allende. Tras la renuncia de Castro en 2019 para asumir en la Secretaría de Investigación del Ministerio de Defensa, tomó su lugar Francisco Guevara, otro uñaquista de paladar negro.

Impedido por la Corte Suprema para ir por otro mandato como gobernador, Uñac prepara el salto al Senado. Si su hermano Rubén gana las elecciones el 2 de julio, harán un enroque: uno irá al Congreso Nacional, el otro irá a Paula y Libertador. Además del lazo familiar, los pocitanos tienen un fuerte vínculo político. Siempre funcionaron en tándem, aunque el mayor lo hizo tras bambalinas y hoy, por el imponderable judicial, terminó asumiendo un papel de alto protagonismo.

El viernes pasado en Banda Ancha, Gioja ratificó el deterioro de la relación con Uñac. No hay punto de retorno y no debiera herir ninguna susceptibilidad este reconocimiento. Es fáctico. Pueden coexistir pero ya no comparten el mismo andarivel. Hay rencores mutuos. Tantos como para escribir un libro. No es el tema de análisis en esta oportunidad, pero sirve como argumento para entender las razones del quiebre sin remedio.

Cuando Uñac dice que los próximos legisladores tendrán que estar perfectamente consustanciados con el futuro gobernador, está tachando la incorporación de un giojista en su lista. Es tan evidente que resulta obvio. Ambos sectores están disputando la gobernación con fórmulas rivales. Solo ese factor revela la incompatibilidad, de acuerdo al criterio uñaquista. Si no hay confluencia política, no podría haberla en una misma boleta para el Congreso.

Pero no será el fin del mundo para los peronistas, gracias a que todavía está en vigencia la ley de Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias para lo nacional. Cada expresión interna del PJ, uñaquistas por un lado y giojistas por el otro, podrá presentarse en paralelo y competir dentro del mismo frente Unión por la Patria. Es lo que se suprimió en San Juan y se reemplazó por la Ley de Lemas.

La gran diferencia con las PASO es que, salvo un acuerdo de reparto sin precedentes, el que gana se queda con todo y el que pierde se va a la casa. Todo indica que esta vez la apuesta será a todo o nada. Para Uñac, podría ser el momento de terminar esa pulseada política recurrente que tiene con Gioja. Si se imponen Rubén el 2 de julio para la gobernación y Sergio para el Senado en la primaria del 13 de agosto, habrán dado el golpe final a la corriente denominada 'Lealtad Justicialista'.

Queda pendiente en este análisis incluir los alineamientos nacionales. Gioja dijo este martes en una caminata de campaña en Rawson que está plenamente identificado con el espacio de Cristina, Wado y Sergio Massa. Sin embargo, podría competir por esa credencial con Uñac también, porque el gobernador se ocupó de ventilar su comunicación telefónica con el ministro De Pedro. Todavía no le prometió fidelidad a ninguno de los pretendientes presidenciales. Ni siquiera a Daniel Scioli, con quien tienen una larga amistad.

La boleta del 13 de agosto empezará con la fórmula de presidente y vicepresidente de la Nación, por lo tanto el efecto arrastre comenzará ahí con esa figura nacional. De arriba hacia abajo. Ninguno descolla en San Juan. Será una definición milimétrica para los estrategas de la próxima campaña. 

Habrá que pasar estas 72 horas en medio de reproches y un ultimátum. La condición final para trazar esta nueva línea de largada, el próximo sábado.


JAQUE MATE