Se avecina un tiempo de revancha en Iglesia. O revanchas, en plural. Son varias cuentas las que podrían saldarse el mismo día, en un departamento territorialmente inmenso, poblacionalmente pequeño y políticamente estratégico. Todo sucederá a la sombra de una interna no resuelta y un resultado tan sorprendente como preocupante para el oficialismo en las legislativas de 2021.

Hace poco más de un año, el 14 de noviembre de 2021 el Frente de Todos lograba una ajustada victoria sobre Juntos por el Cambio en la provincia, habiendo caído en cuatro departamentos: los tres del eje Este-Oeste (Santa Lucía, Capital y Rivadavia) más Iglesia, posiblemente el más inesperado de todos. 

Fueron 372 votos de diferencia. Así ganó Juntos por el Cambio en ese distrito cordillerano gobernado por el bloquismo de manera ininterrumpida desde 2007. El escrutinio arrojó un par de datos llamativos. Por ejemplo, hubo 236 votos nulos y 199 en blanco. Huelga decir que esos puntos hubieran alcanzado para revertir el orden de la tabla. Quedó flotando la idea de que los bloquistas llevaron sus rencillas internas al extremo y se pagó el costo en las urnas.

Para quien no haya seguido el asunto de cerca, alcanza con mencionar la disputa feroz entre el actual intendente Jorge Espejo y el diputado Mauro Marinero, el cacique que buscó retener el municipio a través de su hermano Marcelo en 2019. 'El Mauro' -así con el artículo por delante- intentará destronar a su correligionario el año que viene. Ambos están dispuestos a dar batalla hasta las últimas consecuencias.

El sistema electoral de participación amplia y democrática, o Ley de Lemas, les permitirá anotarse a ambos. Todo indica que los dos tendrán la oportunidad de rematar la boleta que posiblemente encabece Sergio Uñac. A diferencia de 2021, en 2023 estarán impresos sus nombres: Espejo por un lado, Marinero por el otro. Ya no habrá lugar a sospechas. Será 'por los porotos', como se estila decir en la jerga política. Y será, también, a matar o morir.

Para Espejo el 2023 tendrá carácter plebiscitario. Estando en funciones, si no gana la reelección habrá fracasado. Para Marinero la parada será igualmente drástica. Una derrota frente a su correligionario lo correría a un costado. Habría un desplazamiento en el liderazgo bloquista iglesiano después de largos años de dominio del Mauro.

Entendiendo que Uñac podría convocar a elecciones entre abril y mayo del año que viene, la pulseada bloquista en Iglesia es inminente y tiene final abierto. Bastaría con dar vuelta el voto de un par de familias para inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Así funciona la lógica electoral en distritos rurales, explicó días atrás un consultor veterano en la materia.

'Si la postura de Marinero es ser candidato a intendente, no hay nada que hablar. Es una cuestión de elección de la gente', contestó tajante Espejo este lunes en Banda Ancha. El presidente de su partido, Luis Rueda, los habilitó a los dos. Sin embargo no es una cuestión que se agote en el bloquismo, a pesar de la larga hegemonía. Los peronistas también abrigan expectativas de poder jugar con lista propia.

No será un inconveniente, gracias al sistema de lemas. Los votos de Espejo, los de Marinero y los de cualquier justicialista se terminarán sumando para retener el municipio. El que obtenga la mayoría se llevará el premio mayor. El PJ sabe que corre con desventaja y, por lo bajo, hay una queja histórica.

Ese reclamo se remonta a noviembre de 2006, cuando el entonces gobernador José Luis Gioja dispuso la intervención de Iglesia y el desplazamiento del intendente justicialista Alfredo Allegui. Había incurrido en una serie de inconsistencias administrativas, además de haber entrado en conflicto con el Concejo Deliberante. Ese mal trago le costó al peronismo no poder recuperar el poder nunca más.

El referente más notable del PJ en Iglesia es Mario Salinas, actualmente titular de ANSES en Jáchal. En 2019 fue candidato a diputado departamental en fórmula con el bloquista Marcelo Marinero. Les tocó perder a ambos. Espejo ganó con un partido departamental. El statu quo iglesiano entró en crisis y esas tensiones no están resueltas aún.

En 2021, pasadas las primarias y anotada la derrota del Frente de Todos en ese distrito, Rueda sentó a Espejo y a Marinero por separado y les hizo el mismo planteo: debían aplacar la interna porque les estaba costando demasiado. El partido de la estrella tenía una alta responsabilidad en ese municipio y no pudieron revertir la caída. Les pintaron el mapa de amarillo.

Iglesia no tiene una cantidad de electores desequilibrante. Muy por el contrario, su peso en el padrón provincial es ínfimo. Sin embargo, retener ese distrito siempre será estratégico. Es el lugar donde se asientan Veladero y Josemaría. La licencia social se empieza a construir ahí, en esa comunidad. También es el punto de ingreso a San Juan desde Chile, por el paso de Agua Negra. Allí se sitúa el dique Cuesta del Viento, escenario privilegiado del turismo internacional con el kite surf.

Cada uno de los 19 departamentos cuenta, por distintos motivos. Iglesia tiene sus propios argumentos y su propia lógica también. El 2023 se avecina con olor a revancha. La revancha del bloquismo que terminó revolcado en las legislativas del año pasado. La revancha de Marinero con Espejo y viceversa. Y la revancha del peronismo que seguirá intentando recuperar aquel bastión arrebatado por sus aliados.


JAQUE MATE