Tres viejos conocidos y muchos puntos suspensivos
De los 19 intendentes, 11 no podrán ir por otra reelección en 2023. De todos ellos, tres merecen un párrafo aparte. Su futuro no está en la Legislatura.
Va el dato duro: la mayoría de los 19 intendentes no podrá buscar la reelección en 2023. Por lo tanto, tendrán que empezar a definir cuanto antes el esquema de sucesión, aunque sigan recitando las frases políticamente correctas para distraer. El asunto se reduce a conservar el poder en el territorio, a través de un heredero o heredera. Y en simultáneo, buscar nuevo destino.
Algunos empezaron a decir en voz baja que el 2023 empieza en 2022. Vale decir: en apenas un par de meses se sentirán los primeros acomodamientos para encarrilar los esquemas municipales. Hay similitudes y diferencias según el departamento que se aborde. Y hay tres casos muy particulares que escapan a la general.
De los 19 intendentes actualmente en funciones, 11 están transitando su segundo mandato. Por la Constitución Provincial, no pueden buscar una nueva reelección. Los 8 restantes son los que debutaron con la pandemia y están intentando sobrevivir de la mejor manera para ganarse otros cuatro años en el municipio.
Los 11 que no pueden ir por un tercer mandato consecutivo tienen la posibilidad de saltar a la Legislatura como candidatos a diputado departamental. Es una receta vieja que ha dado buenos resultados electorales, siempre y cuando los jefes comunales hayan dejado una imagen positiva entre sus vecinos.
Desembarcar en la Legislatura tal vez sea la alternativa cantada para la mayoría de los 11 intendentes que se van. Jorge Castañeda por Calingasta, Miguel Vega por Jáchal, Omar Ortiz por Valle Fértil, Leopoldo Soler por Ullum, Miguel Atampiz por Zonda, Mario Martín por Sarmiento, Juan Carlos Quiroga Moyano por 25 de Mayo y Gustavo Nuñez por 9 de Julio podrían aparecer en la boleta para diputado departamental.
Pero ellos suman 8 de los 11. Los otros 3 son los que merecen un párrafo aparte. No cabría imaginarlos diluidos en un recinto parlamentario, porque tienen otro perfil y, claramente, otras aspiraciones. Es una realidad que atraviesa la grieta transversalmente. Hay que ponerles nombre y apellido: Fabián Martín de Rivadavia, Fabián Gramajo de Chimbas y Cristian Andino de San Martín.
El último, Andino, ya dio testimonio del rechazo a la Legislatura. No se trata de bajarle el precio a una banca de diputado departamental, pero ciertamente para quien está acostumbrado a la vorágine de un Poder Ejecutivo, el ritmo pausado de la casa de las leyes puede ser sencillamente impensable. Además se acota muchísimo el poder para dar respuestas a los vecinos. El que necesite una bolsa de cemento o un mínimo nylon para aguantar la lluvia, ya no podrá acudir al exintendente. Lentamente el alcance territorial se irá esmerilando.
Andino llegó a la intendencia de San Martín por primera vez en diciembre de 2003. Fue reelecto en 2007 y cumplió su segundo mandato en 2011, con altísimos niveles de aprobación. Rechazó ser candidato a diputado departamental por los motivos antes expuestos. Dijo muy escueto que no tenía vocación de legislador. El entonces gobernador José Luis Gioja lo convocó para conducir OSSE.
Luego de cuatro años fallidos de Pablo Santibañez en la intendencia, Andino regresó a San Martín en diciembre de 2015 y fue reelecto ampliamente en 2019. Pero la cuenta regresiva comenzó para él. Ya empezó a descontar los últimos dos años de gestión. No irá a la Legislatura en 2023. De eso, no quepan dudas. Su destino por ahora tiene puntos suspensivos. Por ahora.
Como tampoco tiene planes de ocupar una banca en el recinto de Libertador y Las Heras el intendente de Rivadavia. Luego de dos mandatos, Martín se consolidó no solo como un imbatible en su territorio sino como el segundo dirigente mejor posicionado dentro de Juntos por el Cambio, después de Marcelo Orrego. Si el santaluceño declinara la candidatura a gobernador en 2023, ese lugar tendría un solo heredero. Se encuentra en Libertador y Calívar.
Que Martín ni siquiera piensa en una banca de diputado departamental está cantado. Este año rechazó competir por una diputación nacional. Tuvo preferencia absoluta de parte de todos los socios del frente. Lo esperaron. Pero él resistió con el argumento de que debía honrar el compromiso de intendente hasta el último día. En el fondo, nunca le simpatizó abandonar el territorio. El cargo legislativo, para quien está habituado a la trinchera municipal, es poco seductor.
El tocayo de Martín, Gramajo, está más o menos en la misma posición. Con su proyecto sintetizado en el slogan 'Chimbas te quiero' construyó una hegemonía. Alcanzó altos niveles de aprobación y de acompañamiento en las urnas. Pero, como dice la canción, 'todo concluye al fin, nada puede escapar'.
Imaginarse al chimbero en la banca que hoy ocupa el bloquista Andrés Chanampa es más que difícil. Por supuesto no se le escapará una letra antes de tiempo. Ha blindado su discurso para rebotar cualquier pregunta referida a 2023. Pero una fuente de su entorno confirmó días atrás que no está en sus planes sentarse en el recinto legisativo. Su futuro político, entonces, también presenta puntos suspensivos.
En los tres casos mencionados, Andino, Martín y Gramajo, el primer paso será coronar al reemplazante para sostener el proyecto en el departamento. Andino ya tuvo un traspié con Santibáñez, a quien respaldó y terminó enfrentando al poco andar. Hay una danza de nombres en los tres municipios que habrá que analizar en lo sucesivo.
En 2023 habrá varias caras nuevas para conocer. Estará determinado por la imposibilidad de reelección en 11 de los 19 departamentos. Aun así, la mayor atención estará en los viejos conocidos.
JAQUE MATE