Una bocanada extra de oxígeno
El oficialismo temía un resultado ajustado en Caucete. La intendenta pasó la primera prueba y aplacó los augurios de fin de ciclo.
Es un caso curioso el de Caucete. Como Jáchal o cualquier otro municipio separado del Gran San Juan, cada uno de esos distritos tiene su propia lógica. No se pueden trasladar las proyecciones linealmente y los pronósticos muchas veces terminan muy desviados, precisamente por esas idiosincrasias muy puntuales. Es tanto como pretender entender las particularidades de San Juan bajo los parámetros porteños. O viceversa.
Caucete era uno de los departamentos que generaba preocupación en las primeras líneas estratégicas del Frente de Todos, en la víspera de las elecciones del 12 de septiembre. Se temía un resultado ajustado, producto de una sumatoria de factores. Entre otros, la gestión de la intendenta Romina Rosas.
En menos de dos años de mandato, la dirigente ha pasado por una serie de altibajos. Le tocó debutar prácticamente con la pandemia. Su municipio fue el epicentro del primer brote y tuvo que afrontar el bloqueo total, con fuerzas de seguridad controlando los ingresos y egresos por el puente. Solo estos dos factores podrían haberle significado un revés en las urnas. Hubiera sido entendible que el fastidio social se reflejara en el voto.
Sin embargo, no fue así. Caucete -del que poco se dijo y analizó hasta ahora- se convirtió en una de las sorpresas para el oficialismo. Los guarismos no fueron impresionantes, pero estuvieron muy por encima del tanteador provincial. Allí el Frente de Todos superó por 12 puntos a Juntos por el Cambio. No fue el distrito más holgado, pero aún así pasó satisfactoriamente la primera posta, con el compromiso de mejorar el rendimiento para la general del 14 de noviembre.
Es cierto que el oficialismo cayó considerablemente en relación a las primarias para diputados nacionales del año 2019, pero estuvo dentro del desgranamiento promedio provincial. Y si la comparación se hace con las legislativas de mitad de mandato de 2017, la pérdida fue de apenas 3 puntos.
Rosas, que seguramente estaba advertida sobre la desconfianza previa, sacó pecho. Y se apropió rápidamente del resultado. Si le hubiera ido mal, hubiera tenido que enfrentar los señalamientos, el olor a ciclo cumplido y los aprontes del peronismo caucetero para buscarle rápidamente reemplazo en 2023. Pero no. Las PASO le permitieron reperfilar su trayectoria y ahuyentar aunque sea circunstancialmente los fantasmas. No es poco.
El viernes pasado en Banda Ancha dijo categóricamente que el resultado caucetero fue 'parte del plebiscito de lo local'. Por supuesto lo atribuyó a la gestión de Sergio Uñac, porque ella está inserta en el proyecto provincial y tiene mucho que agradecer en Libertador y Paula. La megaobra cloacal para superar el drama histórico y las viviendas, solo para empezar.
Recientemente, con motivo del aniversario del departamento, el gobernador anunció un nuevo hospital porque actualmente el César Aguilar no da abasto. Tuvieron que alquilar cuatro contenedores donde funcionan consultorios. En otro contexto, la imagen del hospital desbordado hubiera implicado solamente disconformidad. Al menos es lo que podría inferirse desde la Capital y alrededores. Pero Caucete tiene su lógica propia. Intentar forzar las interpretaciones desde los alrededores del kilómetro cero siempre será una equivocación. Hay realidades propias de cada jurisdicción y cada municipio se explica a sí mismo.
Claro que Caucete, a diferencia de ese otro lote que podría llamarse 'el interior del interior', tiene una cuota adicional de interés en términos electorales. Básicamente, por la magnitud de su padrón. La intendenta también es consciente de ello y lo hizo notar oportunamente. Ganar o perder en Caucete cuenta en la sumatoria final.
En las PASO, Caucete le aportó al Frente de Todos 8.615 votos. Apenas 85 menos que los 8.700 que obtuvieron en Santa Lucía. Fuera del Gran San Juan, la ciudad del Este sigue siendo el principal núcleo urbano y, en consecuencia, el más poblado. Es un bastión del peronismo desde siempre. Sin embargo había dudas.
Rosas cobró su cuota política. Destacó en la entrevista que se pudo 'sostener el triunfo'. Y se encargó de pasar factura. Ensayó el escenario de derrota que algunos silenciosamente y desde el anonimato le habían augurado. 'Seguramente si hubiera sido al revés nos hubiéramos hecho cargo', advirtió la dirigente peronista.
¿Hay margen de crecimiento para el 14 de noviembre? Debe haberlo. Porque la instancia posterior a las PASO pondrá a cada uno de los intendentes en comparación consigo mismo, con el resultado obtenido dos meses antes. Aunque hay optimismo en el oficialismo de Caucete por el primer envión logrado, también hay expectativa por el volumen de votantes que se quedó en casa en las primarias y que podría asistir en esta otra oportunidad. El departamento del Este no escapa a las dificultades del resto de la provincia y el país.
'La situación económica es lo más difícil y por supuesto que cada uno se tendrá que hacer cargo de la porción que le toca', desafió la intendenta. Por supuesto, ella tendrá la suya. La mayor carga por tratarse de la primera referencia inmediata para los electores.
Ahora bien, aunque Caucete tiene su propia lógica interna, aún así le cabe un principio general que aplica en el resto de los distritos, tanto municipios como provincia e incluso Nación. El día siguiente al 14 de noviembre empezará la arquitectura del 2023. Habrá interpretaciones para todos los gustos y aspiraciones sucesorias. Rosas podría llegar con una bocanada extra de oxígeno. No por ello tendrá el camino allanado. Como se ha dicho reiteradamente: en política dos años pueden ser una eternidad o apenas un parpadeo.
JAQUE MATE