Y en San Juan pensaban que Macri ya fue...
El 26 de marzo, cuando Mauricio Macri anunció que no sería candidato a presidente, aquí hubo un gesto de alivio. Se almorzaron la cena.
El 26 de marzo, cuando Mauricio Macri anunció que no sería candidato a presidente, hubo un gesto de alivio en San Juan. Lo confesó esta semana un alto dirigente de Juntos por el Cambio. Lo que no sospechaban entonces era que el expresidente tenía otros planes y, peor aún, el suficiente poder interno para llevarse puesta la coalición que gobernó el país entre 2015 y 2019.
Hasta marzo estaba latente la posibilidad de que tuvieran que cargar otra vez con Macri en la boleta presidencial, como debieron hacerlo en 2019, con resultados conocidos. Sin embargo la participación del fundador del PRO a lo largo de todo este proceso electoral fue igualmente potente en las sombras.
Fogoneó la candidatura de Patricia Bullrich en contra de Horacio Rodríguez Larreta y, en simultáneo, ofreció visibles gestos de afinidad ideológica con Javier Milei. Tan explícita fue esta parábola que el mismo domingo 22 de octubre por la noche custodió a Pato mientras ella pronunciaba palabra por palabra el discurso preparatorio de la alianza con el libertario.
Fue el prólogo de la conferencia de prensa que este miércoles hizo estallar a Juntos por el Cambio. Patricia y su compañero de fórmula, Luis Petri, se abrieron del frente y manifestaron su militancia personal a favor de Milei. No hizo falta que estuviera Macri con ellos. Para adentro y para afuera del espacio quedó claro que toda la operación llevó su firma.
Lo denunciaron abiertamente los radicales Gerardo Morales y Martín Lousteau un par de horas después. Como era de esperar, rechazaron enlistarse en las filas de Milei porque sencillamente no tienen punto de encuentro. Sobre todo, acusaron a Bullrich y a Petri de haber jugado a espaldas de la coalición. Además señalaron a Macri como autor intelectual de esa conferencia de prensa sin previo aviso.
Tampoco se hizo esperar Elisa Carrió. 'Macri siempre jugó para Milei y la destrucción de Juntos por el Cambio', dijo la referente de la Coalición Cívica. Abundar en detalles sería redundante. Unas 72 horas después de las elecciones presidenciales se empezó a desmoronar la escudería que gobernó la Argentina hasta hace cuatro años. La misma agrupación que hace dos meses parecía que ganaba caminando.
La ferocidad del enfrentamiento entre Bullrich y Larreta obedecía a esa falsa convicción de que imponerse en la primaria era todo, porque el futuro presidente saldría de ahí, de esa compulsa. El resto iba a jugar como actor de reparto nomás. El peronismo, por la paupérrima gestión de Alberto Fernández. Y Milei, por su pintoresca personalidad carente de estructura más allá de la Avenida General Paz.
Pasaron cosas, como dijo el mismísimo Macri. El justicialismo se alineó detrás de Sergio Massa y el ministro de Economía empezó a sacar conejos de la galera. El 'plan platita', llamado así irónicamente por la oposición, le permitió reconciliarse con una parte de los votantes históricos del peronismo.
La Libertad Avanza demostró ser mucho más que un experimento de los medios porteños. Ningún encuestador lo vio venir a Milei. El 13 de agosto fue una bisagra. El economista de melena aleonada fue el candidato más votado. Le quitó muchos votos a Juntos por el Cambio pero también a Unión por la Patria. Unos culparon a los otros por haber especulado con la ola violeta. Al final, perdieron todos un poco. El escenario de dos se partió en tres.
El 22 de octubre, Bullrich sufrió la peor derrota. Quedó tercera y lejos de los dos primeros que calificaron para el ballotage. No fue capaz de retener los votos de Larreta. Aún shockeada por el resultado tuvo que leer ese discurso final que adelantó muchas pistas del acuerdo inminente con Milei.
En esta telaraña quedó pegado el gobernador electo Marcelo Orrego. El mismo domingo apenas pasado el mediodía viajó rumbo a Buenos Aires. No esperó ni siquiera el escrutinio. En el búnker de Ignacio de la Roza y Ameghino quedó al frente el vice electo, Fabián Martín.
Desde entonces Orrego guardó un conveniente silencio. Debía esperar a la cumbre de gobernadores electos prevista para este miércoles en la Casa de Corrientes en Buenos Aires, donde acordaron una posición uniforme. No hubo sorpresas. Jugarán neutrales.
Sin embargo, fue y será imposible mantenerse a salvo del barrizal que, por enésima vez, elaboró Macri. No lo dirá Orrego, no de esta manera. Pero para el gobernador electo tener que transitar estos días de locura es un peludo de regalo.
Que Bullrich haya salido de manera inconsulta a anunciar su pacto con Milei forzó al resto de Juntos por el Cambio a tomar posición. Si no es con Milei, entonces ¿es con Massa? Tuvieron que hacer malabares para no caer en esa trampa los distintos referentes que hablaron a continuación. Macri -por intermedio de Patricia- los puso a todos en esa situación.
Los radicales, Larreta, María Eugenia Vidal y los gobernadores tuvieron que justificar su neutralidad procurando no quedar pegados con Unión por la Patria. La fractura de Juntos por el Cambio, consumada por Macri, los puso en esa incómoda posición.
Cuando el 26 de marzo el expresidente anunció que no sería candidato en 2023, hubo un suspiro de alivio en San Juan. Se almorzaron la cena.
JAQUE MATE