Para algunos, las dos son mala palabra. Aún así, la pandemia demanda mucha política. No alcanzan los tecnicismos o los datos duros. Todo eso se debe poner sobre el tablero de análisis pero luego llega la hora de tomar decisiones. En ese momento exacto entra en juego el pulso del que gobierna. Puede acertar o equivocarse. Hay contrastes y San Juan, a pesar de todas las flexibilidades, sigue entre las provincias que optaron por el camino más conservador.

Tampoco Sergio Uñac es Gildo Insfrán o Alberto Rodríguez Saá. Sí, los tres pertenencen al Partido Justicialista y sí, tienen una relación cordial. Pero han enfrentado la pandemia con miradas sustancialmente diferentes.

Uñac no aisló a San Juan. Impuso condiciones muy difíciles, como el aislamiento en hoteles a cargo de los repatriados durante 14 días. Pero no cerró las fronteras como virtualmente hizo el formoseño, a punto tal que tuvo que intervenir la Corte Suprema para que libere el paso de las 13.000 personas varadas en la frontera.

Tampoco Uñac puso barricadas como el puntano. Incluso hoy atravesar San Luis por carretera sigue siendo un gran dolor de cabeza para los viajeros. Hay testimonios de sobra aquí en San Juan, que cuentan demoras de hasta tres horas esperando que les habiliten la circulación con custodia.

Hoy para entrar a San Juan basta presentar una PCR negativa de no más de 72 horas de antigüedad. Es ese requisito el que pone a la provincia entre las más estrictas. Pero el rigor tiene sus límites. Y aquí también hay una mirada política.

Aún con municipios enteros declarados en aislamiento por decreto presidencial, el gobernador resolvió mantener las flexibilidades. Entendió que no hay margen para más retrocesos, con una pobreza y un desempleo crecientes. Entonces resolvió en consecuencia. Se ajustaron los controles, hubo una ola de clausuras el fin de semana pasado y juicios rápidos en Flagrancia. Ese seguirá siendo el camino.

Sin embargo tampoco parece que Uñac esté dispuesto a ir mucho más allá, cuando la estadística de contagios y fundamentalmente la ocupación de camas en terapia intensiva sigue en niveles preocupantes

La provincia tramitó su certificado de destino turístico seguro a nivel mundial. Por ahora, será una cucarda para mostrar y nada más. Aquí en Canal 13 la ministra Claudia Grynszpan dijo categóricamente que no están pensando en abrir las fronteras para la llegada de visitantes. Primero dejarán transcurrir el tiempo para evaluar el turismo interno. Después se verá, en función de la experiencia.

Mientras tanto, ya son diez las provincias argentinas que anunciaron que no pedirán nada, absolutamente nada, para ingresar a sus territorios en temporada de vacaciones. Ni rest rápido, ni PCR, ni antígeno. Son Buenos Aires, Córdoba, Río Negro, Mendoza, Salta, Jujuy, Neuquén, Entre Ríos, Chubut y Tierra del Fuego. No parece que San Juan vaya a acoplarse a esta laxitud, si ni siquiera se habilitó el ingreso a la Difunta Correa, San Expedito o San Ceferino, para los propios sanjuaninos. Está todo cerrado desde marzo.

En la misma línea, el secretario de Deportes, Jorge 'Coqui' Chica, aplacó mucho las expectativas sobre la próxima edición de la Vuelta a San Juan. Provocó estruendo que se publicara mundialmente el calendario para el evento sanjuanino, entre el 24 y 30 de enero de 2021. El funcionario uñaquista debió explicar que fue una reinscripción automática. Y que serán muy cautelosos en adelante.

Dijo que 'siempre la salud está primero' y que la situación sanitaria de la provincia y el mundo 'cambia minuto a minuto'. Entonces la decisión política es avanzar a paso firme sin ningún apuro. Chica apenas deslizó que están planificando una versión muy austera de la Vuelta, que ya están trabajando con sponsors e incluso tomaron contacto con la UCI para mantener la categoría sin la obligación de traer 10 equipos internacionales.

Habrá que olvidarse entonces de las multitudes junto a la ruta o en la avenida Circunvalación. 'Las vacaciones de los pobres', como dijo algún poeta deportivo radial, esta vez tendrán que vivirse a distancia y por televisión. Son las reglas que impone la pandemia.

Está claro que el Coronavirus alteró la vida de todos los seres humanos y no dejó rincón del planeta exento. Pero la política también hizo lo suyo. Cada gobierno debió tomar decisiones, muchas veces más por instinto que por experiencia. Porque en definitiva, la peste llegó sin previo aviso y sin un antecedente que permitiera saber de antemano cuál era el camino correcto. 

Con los hechos consumados, habrá veredicto. La historia juzgará los resultados y, con seguridad, la pandemia se contará en cantidad de fallecidos. Pero el presente también demanda otras variables y la economía resulta insoslayable. Bienvenida la política, con sus rengueras, con todo el combo incluido. Aunque todavía para algunos siga siendo mala palabra.


JAQUE MATE