En el Servicio penitenciario se realizó un emotivo acto. Autoridades de la provincia, le pusieron de nombre Graciela Mallea, a un sector del Penal, donde trabajan y hay internas mujeres. Luego de este acto, Mayra Mallea, la hermana de la mujer que fue víctima de femicidio, habló con Diario 13 y contó quién era Graciela, qué le gustaba hacer y cómo vive la familia, a más de 7 años de ese brutal hecho.

El 26 de febrero de 2016 quedará grabado en la memoria de la familia Mallea para siempre. Graciela, que tenía 37años, fue golpeada y apuñala, al menos 13 veces, por su expareja, quién se escapó a Valle Fértil y se entregó dos días después. “Fueron momentos muy duros que vivimos como familia y sorpresivos, porque no sabíamos que ella era víctima de violencia. Hoy, a casi 8 años de ese día, vemos todo con más claridad y estamos enfocados en ayudar a su hija, que es lo más lindo que nos dejó Graciela”, dijo Mayra al comenzar la charla.

Minutos después de volver a Jáchal, lugar donde vive toda la familia, tras el acto en el Penal, Mayra recordó cuando su hermana viajó a la ciudad. Dijo que lo hizo con la idea de buscar un futuro mejor, cosa que no pasó al 100%, pues su pareja le arrebató la vida. “Ella era joven cuando se fue a la ciudad. Tenía 23 años y se fue a estudiar. Primero hizo una carrera, pero la dejó y después comenzó a estudiar para ingresar al Servicio Penitenciario. Siempre le interesó crecer y en el Penal trabajó muchos años. Estaba cumpliendo su sueño”, dijo la hermana de Graciela.

Fue en el camino a ser penitenciaria que conoció a Elías Chávez, el femicida, que era menor que ella, y que también quiso entrar a esa carrera, pero que no pudo. “En el Servicio Penitenciario trabajó durante 5 años era sub-ayudante cuando este hombre le quitó la vida. Ella era una persona que amaba la vida, siempre nos enseñó que todo pasa, que todo sigue y eso es lo que estamos haciendo hoy como familia”, comentó Mayra y dijo que su mamá, que tiene más de 80 años, es la tutora de la hija que dejó su hermana, con tan solo un año.  

“Graciela dejó bonitas huellas en la gente que la conocía y en la familia. Era una persona admirable, luchadora y que le gustaba ayudar a los demás. Hasta la actualidad se ve reflejada en las demás personas que la recuerdan. Sus amigas vienen siempre a mi casa y hasta van a los cumpleaños de su hija. Eso nos demuestra a diario que ella está presente y que hizo las cosas bien”, agregó la hermana de la penitenciaria.  

Orgullosa por el homenaje que le realizaron a Graciela en su lugar de trabajo, Mayra comentó que se alegraron mucho cuando les comentaron que el espacio donde su hermana trabajaba, iba a llevar su nombre. “En estos homenajes se ve reflejado lo que ella era. Pasaron muchos años y aún la tienen presente y eso es porque Graciela era buena persona. Todos los que la conocían la recuerdan y eso nos llena de orgullo. Aunque ella no esté en la tierra, está en estos detalles”, agregó y dijo que junto a una de sus 7 hermanos y a su sobrina (la hija de Graciela) participaron del acto. “Trajimos a mi sobrina para que viera dónde trabajaba su mamá, cómo la querían y todo lo que hizo en poco tiempo ahí adentro. Queríamos que su hija conociera parte de la vida que tuvo su mamá”, agregó.

Las hermanas de Graciela y su hija participaron del homenaje en el Servicio Penitenciario. 

Un conmocionante caso

“Nosotros no sabíamos que ella víctima de violencia de género. Éramos conscientes de que su relación era rara y complicada, pero nunca vimos o nos enteramos que él la agrediera o fuera capaz de algo así”, dijo Mayra al recordar la relación que su hermana tenía con el femicida.

El caso de Graciela conmocionó a San Juan y a gran parte del país, que se hizo eco de este femicidio. La penitenciaria, que era nacida en Jáchal, fue asesinada por Elías Chávez (33), que en ese momento era su pareja, en Capital, en el departamento que compartían junto a su hija que tenía 1 año y 8 meses.

Durante el juicio contra Chávez se informó que al parecer la pareja había discutido en el departamento y que, en ese contexto, el hombre la golpeó con una jarra de cerveza en la cabeza y luego la apuñaló, principalmente en la zona del cuello.  Tras matarla y limpiar la escena del crimen, dijeron que metió en el freezer de la casa la hoja del cuchillo roto en el ataque y la ropa con la que limpió y que llevó el cadáver al baño y dejó encendido el aire acondicionado y un ventilador, antes de escaparse rumbo a Valle Fértil.

Dos días después de ese ataque, con su hija en brazos y acompañado de un sacerdote, el hombre se entregó en una comisaría vallista y confesó el ataque. Y, si bien quiso instalar la versión de que la había matado en defensa propia, la Justicia lo condenó a prisión perpetua.