El triste hecho ocurrió el 19 de agosto de 2018, cuando Valeria Robles (39) murió después de 3 días de agonía en el Hospital Rawson, producto de un Accidente Cerebro Vascular. La mujer había ingresado a la Clínica Mayor el 16 de agosto para dar a luz a su bebé mediante una cesaría y en medio de un cuadro grave de hipertensión.

La palabra de un perito, indica a que el médico, Ricardo Daniel Ortiz, no tomó en cuenta que se trataba de una paciente con un embarazo de 7 meses y con presión arterial, condiciones que conocía con antelación. Según la denuncia de su familia, el obstetra que la atendió no le hizo los controles adecuados teniendo en cuenta su afección.

Ortiz ya había desestimado los problemas clínicos que Valeria le había contado el 6 de agosto, cuando todavía transitaba los seis meses de gestación. En vez de hacerle estudios o indicarle reposo, decidió esperar a más adelante.

El 13 de agosto, Valeria volvió a la clínica de urgencia y fue estabilizada. Se le colocaron unos medicamentos madurativos por prevención y al día siguiente se le dio el alta. Ortiz le solicitó que se hiciera el pre-quirúrgico ambulatorio porque era inminente la cesárea. Pero el 16 de agosto, Valeria regresó con la presión alta y mucho dolor de espalda y nuca. Los enfermeros de turno no tomaron medidas inmediatas y Ortiz se manejó por teléfono con ellos. A las 11:15, después de un desmayo, decidieron ingresarla a quirófano y realizar la cesárea.

El bebé fue trasladado a neonatología de la misma clínica y Valeria a su habitación, con un fuerte dolor de cabeza. Cerca de las 14 le dio el ACV. No había camas disponibles de terapia intensiva en la clínica, que Ortiz debió prever por el cuadro de la mujer. Recién sobre las 17 consiguió una cama en el Hospital Rawson.

Hasta ese momento, su esposo, Diego Salinas, y su familia no sabían de la severidad del cuadro, del que toman conocimiento a través de una médica cuando ingresan al Rawson y el cual era muy complejo, ya que a los tres días falleció.

De la investigación también surgió que Ortiz presuntamente fraguó documentos de la Clínica Mayor para alivianar su responsabilidad, de acuerdo a una pericia caligráfica.

Su familia inició una causa penal y civil contra Ortiz por mala praxis. El abogado Rubén Lloveras, quien trabaja junto a su colega María Cristina Naveda, explicó que hay elementos suficientes para demostrar la responsabilidad del profesional en la muerte de Valeria.

La familia espera que se haga justicia y que se eviten más casos como el de Valeria.