El último terremoto que ocurrió en la provincia reveló la precarias condiciones que muchas familias sanjuaninas viven a diario. Este es el caso de Daniela Santallana, que vive con sus hijos pequeños en una carpa con palos desde hace dos meses, en Médano de Oro. "Pedí ayuda a la Municipalidad pero me dijeron que se va a demorar mucho el trámite", se lamentó la damnificada.

Tras el gran movimiento telúrico de enero pasado, la casa de adobe donde vivía Daniela, su pareja, sus hijos de 2 y 5 años se derrumbó. De manera improvisada, armaron un techo con carpas, nylon y palos. Desde la Municipalidad de Rawson le informaron que era una de las familias más afectadas de la zona. "Me dijeron que en una semana íbamos a tener ayuda pero desde entonces solo Defensa Civil se acercó", explicó Daniela.

"A los tres días del terremoto inicié los trámites para recibir ayuda. Me trajeron palos y cementos pero no podía hacer nada con eso", manifestó Daniela. Una cooperativa del lugar y sus padres fueron las personas que más ayudaron a esta familia. "Yo no tengo ingresos, soy ama de casa. Mi marido trabaja en las chacras pero no podemos hacer mucho", aclaró la damnificada.

Debido a que el techo está hecho de carpas, la precaria casa de Daniela se inunda constantemente, sobre todo con las últimas lluvias. Esto, sumado al descenso de temperatura normal en otoño, la situación se vuelve más complicada. "Volví al municipio a pedir ayuda ahora por el frío, en la noche no se puede estar", puntualizó Daniela.