A un año del brutal crimen de Yamila Pérez, Canal 13 llegó hasta la casa de Norma Allende, la mamá del corazón de la joven descuartizada. “Quiero que le den cadena perpetua este hombre que la mató y que diga dónde están los brazos", dijo al borde de las lágrimas la mujer.

Yamila tenía 27 años y era trabajadora sexual. Evaristo Molina, de 69 años, el femicida, era uno de sus clientes más habituales. El 17 de junio de 2018, el cuerpo de Yamila apareció tirado y mutilado en un descampado del El Mogote, Chimbas. Yamila tenía 8 puñaladas en el tórax y además había sido descuartizada.

“Estamos muy tristes, queremos que este hombre, que no es un hombre, es un perro, que se acuerde de lo que hizo, no sabe el dolor que yo siento, mi familia y  yo, a Yamila siempre la vamos a recordar, yo la he criado, le he dado un amor que ni la madre biológica le ha dado”, dijo con inmenso dolor.

Y continuó: “Ella era una mina fuerzuda, seguro que otros ayudaron a Molina, hay otros cómplices, que el juez investigue, sé que hay un dios que va a sacar todo a la luz, todo mi dolor lo llevo por dentro, cada vez que pasan los días me acuerdo cuando fui a reconocer el cuerpo, y cuando le vi en la morgue el tatuaje de rosa que tenía en el cuerpo”.

“Yo sigo para adelante, voy a luchar hasta las últimas consecuencias, hasta que el juez le de condena perpetua a ese hombre, lo que me interesa es la Yamila, él la mató, ya tenía cara de asesino, los que dicen que era bueno, era mentira”, agregó.

“Dios sabrá, yo tengo  mucha fe en Dios, en que él va a hacer justicia, ella (Yamila) se aferraba a los niños míos, la espero todos los días, ella sabía venir a la casa, venía bailando y cantando, era una niña tan buena, podrán decir lo que quieran de ella,  toda la gente en el barrio Cabot la han querido y la sienten”, dijo a Canal 13.

“Dios sabrá, yo tengo  mucha fe en Dios, en que él va a hacer justicia, ella (Yamila) se aferraba a los niños míos, la espero todos los días, ella sabía venir a la casa, venía bailando y cantando, era una niña tan buena, podrán decir lo que quieran de ella,  toda la gente en el barrio Cabot la han querido y la sienten”.

En cuanto a la situación de los cuatro hijos de Yamila, Norma contó que “las tres primeras nenas, las más grandes al momento del asesinato ya estaban en el Hogar, la más chiquita que cuando nació tenía problemitas del pecho, estaba con una tía de Yamila, ella lloraba por sus hijos”.

“Cuando me vinieron a avisar de reconocer el cuerpo, la tía llamó a mi casa a mí, a la nena se la dieron a la abuela biológica de ella, no sé por qué no se la dieron a la tía, quisiera verlas a las niñas, yo quise adoptarlas pero como son familiar directo, respeto lo que el juez dice todo”, finalizó.

El 16 de junio de 2018 la joven trabajadora sexual se había juntado con un hombre, Evaristo Molina, en su auto. Esa noche la mujer le había pedido dinero para no decirle a su esposa, que se veían con frecuencia y por esto es que Evaristo, femicida confeso, terminó con la vida de la mamá sanjuanina.

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