Más allá de los males comunes que suelen ser conocidos por la mayoría, existe una afección que permanece en las sombras: la disfagia. Esta condición, que dificulta o incluso impide tragar, afecta tanto a niños como a adultos mayores y puede tener graves consecuencias para la salud. Mañana, 12 de diciembre, se conmemora internacionalmente el Día de la Disfagia, una oportunidad para visibilizar un problema que, en palabras de los especialistas, debe ser entendido como un síntoma y no como una enfermedad en sí misma.

En el Hospital Rawson de San Juan, el consultorio de disfagia es un espacio clave para tratar esta condición. Marianella Zuccotti, fonoaudióloga del hospital, explicó en Banda Ancha: “La disfagia es la imposibilidad o dificultad para deglutir, lo que conlleva fallas en la nutrición y riesgos graves como neumonías repetidas debido al pasaje de alimentos a las vías respiratorias”. Además, agregó: “Puede presentarse como resultado de patologías neurológicas, reumatológicas o incluso después de tratamientos como la radioterapia”.

Disfagia: la enfermedad silenciosa que afecta a grandes y chicos

La disfagia es un trastorno complejo que involucra varias disciplinas para su manejo. Adriana Rupcic, nutricionista del mismo hospital, señaló: “El tratamiento no solo busca evitar complicaciones respiratorias, sino también garantizar una nutrición adecuada. Esto se logra adaptando las consistencias de los alimentos según normas internacionales conocidas como ITSI”. Estas guías permiten preparar comidas seguras para los pacientes, enseñándoles a determinar la textura correcta con herramientas simples como una cuchara.

Desde 2019, el consultorio de disfagia del Hospital Rawson ha atendido a más de 300 pacientes de forma ambulatoria, sin contar los casos atendidos durante internaciones. “En pacientes ancianos, la pérdida de tonicidad muscular es una causa frecuente. Muchas veces se subestima la gravedad de los episodios de ahogo, pero estos pueden ser signos de disfagia y requieren atención urgente”, destacó Zuccotti.


La disfagia no solo afecta la salud física, sino también la emocional. Rupcic advirtió: “Muchos pacientes dejan de socializar porque les resulta difícil participar en reuniones donde la comida es el eje central. Esto puede llevarlos a la depresión”. Por eso, el tratamiento incluye el acompañamiento de psicólogos y otros especialistas.

Niños y adultos son igualmente vulnerables a esta condición. “En los chicos, puede ser más difícil de identificar porque no siempre pueden expresar lo que sienten”, explicó Zuccotti. La detección temprana es crucial, ya que permite abordar las causas subyacentes, que pueden ir desde un accidente cerebrovascular hasta enfermedades reumáticas o neurológicas.
Si bien no todos los casos de disfagia son reversibles, los tratamientos suelen mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Zuccotti explicó: “La rehabilitación deglutoria es fundamental. Se trata de ejercicios terapéuticos que buscan fortalecer los músculos involucrados en la deglución y minimizar los riesgos asociados”. Además, se utilizan estudios como la videodeglución o la fibroendoscopía, que permiten evaluar las estructuras y funciones implicadas.
El consultorio de disfagia del Hospital Rawson atiende tanto a pacientes internados como ambulatorios. Los interesados pueden solicitar turno comunicándose con el hospital directamente. “Es importante que la gente sepa que la disfagia tiene tratamiento y que buscar ayuda puede marcar una gran diferencia”, concluyó Rupcic.