Marcelo Ocampo es un sanjuanino que encontró en el karate, la solución a muchos de sus problemas. Porque siendo un adolescente de 15 años, como muchos de sus compañeros de escuela, fue víctima de bullying. Y un buen día se encontró frente a frente, con un club capitalino donde enseñaban ese arte marcial y decidió iniciar su aprendizaje. De esta manera, destruyó el bullyng, convirtiéndolo en fortaleza, según contó a Diario 13.

El karateca que destruyó el bullying, convirtiéndolo en fortaleza
Ocampo y algunos de sus alumnos

'El bullying que atravesé y pasábamos los adolescentes de esa época, fue lo que me impulsó a practicar y a esforzarme, para llegar a ser un profesional del karate, como soy ahora. Por eso ayudo e invito a todos los chicos que quieran sumarse a las prácticas de esta disciplina, a que siempre busquen el buen camino. Lejos del alcohol, el tabaco y las drogas. También invito a las chicas a practicar este deporte, por los ataques violentos que vemos a diario. Uno aprende a defenderse y a su vez a corregir su vida misma', indicó el sensei Marcelo.

Según contó Ocampo, el karate le enseñó que no es fuerte el que pelea, sino el que resiste y entiende que su autoestima es mayor a lo que la gente opine o diga de otro. Entendió además en esta disciplina que las personas deben hacerse valer ante otros, a través del respeto y no por medio de la violencia. 'las artes marciales me ayudaron a levantar mi autoestima y hacerme valer, desde el respeto ante los demás. Y nunca siendo generador de peleas, me enseñaron a defenderme no a aprovecharme de la sumisión de otro', explicó.

Actualmente es un profesional Sensei en ese deporte, en la categoría cinturón negro y cada semana le enseña a hombres, mujeres niñas y niños a defenderse ante cualquier ataque físico, de la mano de la educación en valores y empatía con el que sufre. De hecho se traslada dos veces por semana de Chimbas a Ullum, para dar herramientas a otras personas, para mejorar su realidad de vida. En la mayoría de las ocasiones acompañado de una de sus hijas, Josefina, quien sigue los pasos de su padre. 

El karateca que destruyó el bullying, convirtiéndolo en fortaleza
Marcelo y Josefina Ocampo