Fue el terremoto más devastador que se haya conocido en el país. Sorprendió a los sanjuaninos en horas de la noche. En un fin de semana. El momento ideal en el que las parejas lograban consumar los años de noviazgo con el matrimonio. Y con historias terribles en las que muchos sueños no llegaron a concretarse. Pero hubo un vestido que logró salvarse, sin un rasguño, absolutamente intacto. Y la novia también. Todo por una pequeña demora que le valió salvar su vida y la de familiares, de aquel fatídico terremoto del sábado 15 de enero de 1944.

Anastasia Prieto de Turón estaba saliendo hacia la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, emplazada entonces en el mismo la actual parroquia. Pero hubo un detalle no menor que la demoró. La cola del vestido se le rompió y tuvo que llamar de urgencia a la modista para que lo arreglara.

Esa acción le valió conseguir un tickets posiblemente de una vida. Es que llegó su modista y lo reparó, pero todo esto implicó que se demorara. Mientras tanto los familiares y amigos, todos juntos en la puerta de la iglesia. Afuera el calor era infernal, no se aguantaba y no era una temperatura ideal para estar con camisa y saco. Los abanicos que iban y venían. Pero todos aguardando por Anastasia en la vereda de la iglesia.

El camino comenzó a acortarse, Anastasia iba hacia la iglesia cuando se hicieron las 20:52hs. Todo comenzó a moverse, de un lado hacia otro. A 20 kilómetros al norte de la Ciudad y entre 11 y 16 kilómetros de profundidad, una combinación explosiva para un San Juan que se había levantado con paredes de adobe pesado de estilo español, que no pudieron sostener los techos pesados ni las altas fachadas de la época.

Anastasia se salvó de milagro por ir en camino. Su vestido estaba intacto. Sus familiares y amigos también porque el calor era insoportable pero el terremoto fue infernal. Prácticamente nada de pie, pero afortunadamente ellos afuera, al resguardo de alguna pared pesada pero no lo suficiente para soportar los 9 grados en la escala Mercali modificada.

Anastasia no se casó esa noche. Su vestido quedó reparado pero intacto, sobreviviente al terremoto. Pero marcado con esa noche trágica como para no querer ponérselo a los 15 días siguientes, en la iglesia de campaña que se montó en San Juan, para casarse aquellos que no pudieron hacerlo el 15 de enero. Ella pidió otro elegante elemento que la cubriera y acompañara aquella noche, su segunda oportunidad de lo que iba a ser un gran recuerdo.

Pero ese primer vestido tiene historia, no sólo por su confección en seda, de color natural y broderie en la parte delantera de la falda, con corte estilo imperio, sino por lo que significa. Es parte de todo lo que se escribió hace 80 años, en aquel fatídico terremoto que hoy puede ser recordado y observado a través de una muestra que organizó el Gobierno sanjuanino en conjunto con el Museo Histórico Provincial Agustín Gnecco, el Inpres, la UNSJ y el Archivo General de la Provincia.  

El vestido de Anastasia Prieto de Turón, que pertenece a la muestra permanente del Museo Agustín Gneco, en esta oportunidad podrá apreciarse hasta el próximo miércoles 17, en el foyer del Auditórium Eloy Camus, en el subsuelo del Centro Cívico, de 9 a 13 horas.