Sobre el mediodía del domingo 30 de marzo, un hombre apuñaló múltiples veces a su mujer en Chimbas. Con el paso de las horas, se supo que uno de los hijos de la pareja, un menor de edad, fue quien golpeó a su padre para que dejara de atacar a su madre. Tras esta situación, surge la pregunta: ¿cómo afecta a un niño criarse en un contexto de violencia intrafamiliar?

Para responder a esta pregunta, Diario 13 se contactó con la licenciada Micaela Merino. La especialista en psicología contó cuál es la mentalidad de los menores de edad que viven en un ambiente de violencia constante.

“Considerando la familia como un sistema que tiene esta disfuncionalidad o que tiene este tipo de interacción, es superdevastador y genera un esfuerzo psíquico muy grande en los niños para tratar de comprender este tipo de situaciones. Entonces, frente a esto, hay múltiples respuestas”, expresó.

Esta situación que vive el pequeño en casa puede explotar en la escuela. Hay niños que comienzan a presentar mala conducta. Merino explicó que los chicos interactúan de manera violenta y presentan un bajo rendimiento escolar. Otra cosa que también pueden notar los docentes es una “sobre adaptación”, que tiene que ver con que el niño parezca mucho más grande, maduro y adaptado en comparación a su edad.

“Genera un sentimiento de confusión muy grande, el hecho de pensar que el amor puede estar relacionado con este tipo de manifestaciones violentas. Es de a poco que la construcción que uno va haciendo de los vínculos y del amor se encuentra teñida por estas manifestaciones de violencia”, detalló.

Seguidamente, la licenciada hizo referencia a un término acuñado por Lenore Walker (psicóloga, educadora y autora estadounidense). Esta referente hablaba de las distintas fases por las que atraviesan los menores que se encuentran en estas situaciones de inestabilidad:

Fase de Luna de Miel: todo parece color de rosas y en los niños aparece la ilusión de que esta vez puede ser para siempre la felicidad.

Fase de Tensión: aparece un miedo absoluto a lo que pueda llegar a pasar. Muchas veces aparece la ansiedad porque los niños se ponen “hiperalertas” o “hipervigilantes”.

Fase de Violencia: aparece la sensación de impotencia de saber que no se puede hacer nada para frenar esta situación de miedo. También aparece la confusión, porque si mi papá o mi mamá se quieren, ¿por qué se hacen esto?

¿Cuáles son las consecuencias que puede sufrir el menor?

La licenciada Merino remarcó la importancia que tienen las escuelas y, sobre todo, los docentes en estos casos. Esto se debe a que, en la gran mayoría de los casos, ellos son los primeros detectores de estas nuevas conductas que presentan sus estudiantes. 

“Podemos tener un niño que a nivel conductual tiene algunos desajustes y llama la atención por algunas cuestiones de conducta o por el bajo rendimiento. Esto no quiere decir que todos los niños que tienen estos problemas es porque viven en una situación de violencia en la casa”, contó.

Estas son algunas de las consecuencias que se pueden presentar:

  • Sensación de confusión
  • Sensación de vacío
  • Pérdida de quiénes tienen que ser sus figuras de sostén, amor y protección
  • No saber con quién identificarse
  • Problemas de autoestima
  • Problemas en el autoconcepto
  • Problemas para vincularse con las demás personas

Por último, la especialista entrevistada hizo una importante advertencia. Si bien cuando son adolescentes ya comienzan a aparecer estos cambios, si no hay un tratamiento adecuado, esto se mantendrá en la adultez del niño que crece en un ámbito violento.

“No es solamente una cuestión de que se den síntomas que se pueden ver en lo inmediato, sino que muchas veces, generalmente en la adolescencia, surgen estas cuestiones. Si no son trabajadas y elaboradas, van a seguir repitiéndose en la vida adulta”, sentenció.