Jaurías rurales vs jaurías urbanas: ¿Cuáles son más peligrosas?
Tras la muerte de Florencia Ledesma, atacada por una manda de peros salvajes, el conductista canino, Roberto Bastianelli, explicó las diferencias a tener en cuenta.
La muerte Florencia Ledesma, la joven que fue asesinada por una jauría en el departamento sanjuanino de Albardón, puso de nuevo en el tapete la situación de las jaurías y los perros peligrosos. Qué hacer con estos animales, es uno de los principales interrogantes ante la compleja situación. Para el conductista canino, Roberto Bastianelli, hay muchos disparates dando vueltas y pocas soluciones lógicas a la cuestión.
Es por ello que el especialista apeló a 3 factores fundamentales para buscar una solución al problema. Por un lado, evitar el abandono de los animales por parte de los dueños. Por otro lado, el compromiso del Estado para generar políticas de prevención y protección animal. Y por último, el trabajo de los rescatistas y grupos protectores de animales.
Además, el conductista se refirió a las jaurías de ciudad y las rurales. En este sentido, remarcó las diferencias de cada una de ellas y aseguró que las manadas de perros en el campo son mucho más peligrosas.
Bastianelli, indicó que los animales que son abandonados en el campo, vuelven a sus instintos primarios. Es por ello que se tornan más peligrosos, ya que si tienen que matar para comer lo harán sin dudarlo.
“Las jaurías de ciudad y rurales tienen comportamientos distintos. La jauría ciudadana proviene de un abandono. La gente tira los perros como si fueran residuos. En la ciudad si bien forman manadas, siempre hay gente que les da comida y agua. En teoría, la mayoría están alimentadas. Los ataques que puede haber son generalmente por maternidad. Ante el temor por sus cachorros, amenazan o atacan a alguien para alejarlos de su territorio”, indicó,
En cuanto a las jaurías rurales, Bastianelli dijo provienen también de abandonos, pero en zonas totalmente alejadas. “Dejan los animales de una manera cruel, casi destinando el perro a la muerte porque en esos lugares no hay agua, no hay comida, no hay nada. Entonces estas jaurías que se forman tratan de sobrevivir. Y donde no hay nada, vuelve a sus instintos primarios”, explicó.
Es decir, en su instinto de supervivencia, el perro va a cazar para comer. “Se vuelven peligrosos, y son peligrosos que un lobo. Porque los lobos les temen a los humanos y tratan de huir. En cambio, estos perros ya convivieron con el humano y fueron abandonados. Por lo cual no le tiene miedo al humano y si tiene que atacarlo lo van a hacer”, comparó.
“La jauría rural tiene hambre, va a comer y va a matar para comer. Entonces eso la convierte en peligrosa. Y como estos perros ya convivieron con el humano no le tienen miedo y si tienen que atacar lo van a hacer”, manifestó.
Sobre qué hacer ante el ataque de una jauría, el conductista dijo que es un trabajo de todos. “Hay gente que pide rifle sanitario, o piden por los protectores de animales o rescatistas. Pero ellos no tienen por qué andar levantando los perros que tira la gente. Sin embargo, lo hacen de manera voluntaria. Lo de las jaurías hay que solucionarlo, pero no hay una acción lógica para la solución”, dijo.
“Las jaurías peligrosas es un compromiso de todos. Lo que pasa es que, si bien esto viene desde hace muchos años, nadie hace nada hasta que no sucede algo trágico como lo de Lara Agüero o Florencia Ledesma”, señaló.
“La única forma que podemos eliminar el problema de los perros callejeros y las jaurías es involucrarnos todos. Primero, hay que enseñar a la sociedad, culturizar para que no tiren a los perros, para que los castren y si salen a la calle que lo hagan con collar, correa y bozal. Segundo, un Estado que se comprometa y tercero, el trabajo de la Sociedad Protectora de Animales y de rescatistas voluntarios que gratis se ofrecen para levantar a esos perros y llevarlos a algún lugar. Si estas tres patas funcionan, hay solución. Sino no”, sostuvo.
Además, el conductista habló sobre la rehabilitación de los animales que cometieron actos salvajes y mortales. “Un perro que se ha convertido en salvaje hay que rehabilitarlo psicológicamente porque ha vuelto a sus instintos primarios. Ningún adiestrador va a rehabilitar ese perro. Se necesitan hepatólogos especializados en conductas para poder rehabilitarlo. Sin embargo, la probabilidad de rehabilitarlo es muy baja. Porque son perros altamente salvajes, ya mataron. Como el pitbull que mato a Lara. Yo puedo reintegrarlo, rehabilitarlo, pero ¿quién quiere adoptar un perro que mato a una niña ó a alguno de los que mató a Florencia? Nadie”, señaló.
Por último, el especialista, dio que “tenemos dos opciones: o los encerramos una jaula de por vida o lo sacrificamos. Llegamos a estos puntos extremos por una sociedad que no piensa. Cada uno de nosotros que va a tirar un perro, piense que ese perro se puede volver salvaje y puede ser uno de los que mató a Florencia. Es una cuestión de responsabilidad. No le echemos la culpa al perro, sino al irresponsable que abandonó y tiró al perro como si fuera material descartable”.