Graciela González hoy tiene 44 años y vive con sus 7 hijas en San Juan. Ella es pensionada, además trabaja en un taller de costura. Pero su historia no se basa solo en su presente sino en la búsqueda de sus raíces.

Desde que tiene 16 años busca saber quién era su verdadera familia, quién era su mamá y su padre. Formalmente, esta búsqueda comenzó hace aproximadamente 20 años y la pudo encarar con amigos y conocidos. Desde pequeña comenzó a tener algunas sospechas sobre cómo habría llegado a San Juan, pero las hipótesis que dedujo desde un primer momento eran equivocadas. Recién este verano, ya con pocas esperanzas de recolectar algún dato que le fuera fructífero pasó por la casa de donde antiguamente vivía el suegro de su tía y encontró a quien le brindó la mayor parte de la información.

Claudia fue quien le comentó que los padres adoptivos de Graciela, es decir Nilda y César se casaron en la provincia de San Juan siendo bastante grandes. Al poco tiempo, Nilda se quedó embarazada, pero producto de este embarazo se enfermó y perdió el bebé. Tal como comentó Graciela a este medio, en el preciso momento en que Nilda estaba perdiendo un bebé, en Buenos Aires Selva Romero, quien era sobrina de Nilda se quedaba embarazada ‘pero Selva no quería ser madre’ mencionó Graciela. Ante tal hecho, es que ‘Nilda hace un arreglo con Selva para traer a esta bebé de Buenos Aires a San Juan’, y desde allí fue el comienzo de la generación de documentación apócrifa donde indica que Nilda era la madre biológica de Graciela.

Uno de los datos más llamativos que Claudia le comenta, es que mientras Nilda esperaba que naciera Graciela en Buenos Aires, ‘ella fingió estar embarazada, para ello usaba rellenos en la panza y se ocultaba de los vecinos’ señaló Graciela, quien mencionó que muchos vecinos le indicaron en ese tiempo fue cuando la cordura de Nilda se comenzó a diluir.

Con un bebe fallecido, Nilda estaba sumida en una depresión, por esto es que Graciela indicó ‘ahora comprendo lo difícil de su duelo había muerto su hijo, pero lo iba a reemplazar conmigo’. Al llegar la beba desde Buenos Aires, los arreglos para que fuera la hija biológica de la pareja Nilda y César, todo esto fue gracias a una amiga de Nilda que trabajaban en el hospital Rawson. Una vez ya en San Juan Nilda se convierte en la madre de Graciela y Selva Romero adopta el papel de madrina de bautismo y benefactora por varios años.

Desde allí todo fue un calvario para Graciela, ‘yo siempre supe que algo estaba mal, sufrí maltratos físico, psicológico y abuso por mis padres de crianza. Ellos no me querían y yo no era lo que ellos querían’ confesó. A los 10 años era sufrió depresión que llevó a que fuera medicada. El crecer fue duro para Graciela. Por lo que formar su propia familia fue un alivió enorme para ella. Luego de un tiempo se puso a investigar para saber quien era realmente.

En el inicio de investigación, Nilda le negó toda la información y donde ella preguntaba la bloqueaban, ‘me trataron de lo último y me negaron toda información e incluso me amenazaron’ comentó Graciela. Es por esto que ella no conoce absolutamente nada de su padre biológico, pero si de su madre o como la conoció ella, su madrina, quien desapareció de su vida al crecer. Hoy su búsqueda es clara con su progenitora. Ella tiene como objetivo hacer un juicio de filiación búsqueda, pero hoy su objetivo es generar un juicio de afiliación. Este consta de un proceso jurídico por el cual la ley determina la relación entre un padre o madre e hijos. Sin embargo, su investigación sigue ya que necesita atar cabos y determinar cual fue su historia y quien es realmente su familia.