A lo largo de su vida el andinista italiano, Antonio Beorchia Nigris, realizó más de 180 descubrimientos arqueológicos. Gran parte de ellos surgieron de sus cientos de ascensiones a los nevados sanjuaninos. Durante más de dos décadas hizo un aporte incalculable a la investigación de la cultura inca. Sin embargo ninguno de ellos se encuentra exhibido en nuestra provincia. El motivo fue su tensa relación con diferentes arqueólogos locales.

Antonio hizo su primer descubrimiento de manera casual. Fue en 1964 cuando ascendió al Nevado "El Toro" junto a Erico Groch. En esa travesía descubrieron la momia de un chasky inca en buen estado. En ese momento el aventurero se encontraba sin mucha motivación. Ya había conseguido subir a los picos más altos de San Juan. No sólo una sino varias veces llegó a la cima de los mismos.

Frente a este escenario, el hallazgo de dicha momia le abrió un nuevo mundo dentro de su pasión por el andinismo. A partir de ahí empezó a meterse cada vez más en la arqueología de alta montaña. Ese era un campo que prácticamente no había sido explorado por aquellos años, por lo que tenía mucho para ofrecerle.

"Ya me empezó a saturar ir solamente a hacer cumbre por lo que me empecé a interesar por la flora, la fauna, la gente de montaña, los criollos. En el 64 descubrimos con Erico Groch la famosa momia del Nevado 'El Toro'. Ahí me empecé a interesar por la arqueología de alta montaña. Entonces ahí tenés otro campo inmenso que se abrió, porque tenias toda la Cordillera de Los Andes hasta el Ecuador. Mirá si tenia lugar para ir a subir", recordó.

Las razones detrás de la fuga arqueológica sanjuanina hacia Salta

Sin embargo tampoco se contentó con los diversos hallazgos que concretaba. Los mismos le generaron una gran curiosidad. Quería saber porqué los incas se establecían a tantos metros de altura. Porqué ofrendaban vidas humanas. Esos pensamientos no dejaban de dar vueltas por su cabeza. Gracias a eso decidió fundar el Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña (CIADAM).

"Hicimos trabajos muy hermosos, muchos descubrimientos. Por ejemplo en el Nevado 'Quehuar' encontramos un niño sacrificado a más de 6000 metros. No lo pudimos sacar porque estaba metido en una amalgama de hielo y rocas. Eso fue en el 74. Cuando volvimos nos dimos cuenta que la gente del lugar lo había dinamitado. Lo único que recuperamos fueron algunos huesos y una camiseta andina chiquitita que mandé después a Buenos Aires para su estudio", rememoró.

A lo largo de más de 20 años Beorchia Nigris continuó realizando hallazgos históricos mayormente en suelo sanjuanino. La cantidad era tan enorme que decidió documentarlos. Hasta el 2017 tuvo un mueble repleto de carpetas colgantes en su casa donde dejó asentados más de 180 descubrimientos. Si bien uno pensaría que ese valiosísimo material sería expuesto en diversos museos de San Juan, esto no sucedió. Actualmente se encuentran en el Museo Arqueológico de Alta Montaña de Salta (MAAM).

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"Había juntado más de 180 antecedentes de nevados y montañas con restos arqueológicos en ellos. Todo este archivo lo doné al Museo Arqueológico de Alta Montaña de Salta porque en San Juan parece que cuando uno trota a la par de un arqueólogo, por mas aficionado que sea, la sombra que le puedas hacer les fastidia entonces no te apoyan. Acá en San Juan siempre he tenido más enemigos que amigos entre los arqueólogos", reveló.

Al contrario de lo que le sucedía en San Juan, en Salta tanto Antonio como todos sus descubrimientos son tremendamente valorados. Incontables veces fue invitado a dar charlas. Recibió distintos reconocimientos e incluso uno de sus libros es utilizado para enseñar arqueología en la universidad.

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"En Salta me han abierto siempre las puertas. Me nombraron como el mejor investigador ad honorem de alta montaña a modo de reconocimiento. Todavía, perdón por la poca modestia de parte mía, al primer libro que yo escribí sobre ese tema me dicen que es 'La biblia de la Arqueología de la Alta Montaña'. Son palabras de ellos. Hay profesores universitarios que lo usan para enseñar Arqueología a sus alumnos", destacó.

De esta manera todo ese archivo histórico se encuentra exhibido en aquella provincia del norte argentino. Lamentablemente, aún cuando gran parte de ellos surgieron en San Juan, se encuentran expuestos en un lugar distinto. Todo a raíz de una áspera relación entre el autor de los hallazgos con los estudiosos sanjuaninos. 

"Allá siempre me reconocían y me daban valor. En cambio acá siempre me hacían la guerra, entonces ¿Qué iba a hacer? Yo lo regalé allá, es lógico. La verdad que es una pena porque hubieran podido quedar aquí en San Juan, pero lo cierto es que no los hubieran valorado", sentenció Beorchia.

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