Los secretos oscuros del cementerio de la Capital
Dos serenos que trabajaron durante 40 años entre tumbas y panteones, cuentan algunos de sus secretos más escalofriantes.
Halloween es un día celebrado por algunos y por otros, no tanto. Lo que no se puede negar es que es un día que trae muchas historias y anécdotas entre los sanjuaninos. Es por eso que Diario 13 se transportó hacia el lugar que probablemente tengan las historias más terroríficas y de suspenso de toda la provincia, el cementerio Municipal de la Capital donde Carlos Vega y Daniel Vega, padre e hijo, quienes llevan más de 40 años trabajando en el lugar y así vivieron las situaciones más increíbles y terroríficas.
Cuando comenzaron a cuestionarse y así acordarse sobre las situaciones que pasaron, se les vinieron a la mente muchas noches y siestas donde el miedo les tocó el hombro. “Cuando yo comencé a trabajar de sereno en el cementerio hace como 40 años, me advirtieron una seguidilla de situaciones que podrían llegar a pasar. Sin embargo, decidí no tenerlo muy en cuenta, ya que soy de las personas que piensan que mientras más atención pongas ahí mas propenso sos a que te pasen”, comentó Carlos Vega, unos de los encargados de mantenimiento.
El sereno anterior le dijo que la noche comenzaría tranquila pero que después vendrían a darle la bienvenida. Vega no se preocupó y no lo tuvo en cuenta. Pero a eso de las 3 am, comenzó a pasar. Se encontraba en el descanso de los serenos, cuando de repente, el tablero de las llaves comenzó a vibrar, cual sismo. Pero Carlos sabía perfectamente que no lo era, ya que su compañero le había advertido la situación.
“Decidí salir a caminar luego de eso para asegurarme que todo estaba bien y además porque era el encargado de llenar el tanque de agua. Cuando salí a hacer mis deberes, ví algo. Pero seguí caminando. Me habían advertido que por la parte donde se encuentra el tanque de agua del cementerio, en las noches se aparecía una mujer vestida de negro, no te hacía nada, sólo te asustaba y cuando la querías perseguir, desaparecía y eso exactamente fue lo que ocurrió”, recordó Carlos.
El resto de la noche fue larga y muy dura. Fue su primera noche en su nuevo trabajo y ya le había sucedido todo lo que le habían advertido. Recordó cómo había hecho el resto de las noches para que nada de esto le afectara o al menos no tanto. “El resto de las noches escuché pasos como si fueran de zapatos de mujer y nada más. Aprendí a ignorarla y nunca más la volví a ver”.
Un tiro entre los muertos
Las experiencias de Daniel, no fueron tan fantasmagóricas, pero si impactantes. Él es el encargado de limpiar el cementerio de Ausonia. “Cuando hace unos años, un hombre tomó la decisión drástica de quitarse la vida dentro del edificio de los italianos a mí me tocó estar a cargo del mantenimiento del lugar. Al otro día cuando vine el olor a sangre se había traspasado hasta la puerta de entrada al igual que el olor a pólvora. Siguió siendo así un tiempo, pareciera que la escena se seguía repitiendo cada vez más “, recordó.
Un día se encontraba tranquilamente sobre una casa que estaban construyendo en el cementerio para que sea habitada por los serenos. Recorriendo el lugar comenzó a escuchar que lo llamaban de afuera y le tocaban la puerta. “En ese momento salí para ver que ocurría afuera y comenzó a pasar desde adentro. En ese momento me di cuenta que el que estaba molestando era yo”. Agregó que “me acordé que en ese lugar, habían hecho una fosa común para el terremoto del '44. Claro que respeté el sufrimiento de esas almas y me fui”.
Ambos coincidieron en el respeto que le tienen a su trabajo, pero por sobre todo a las personas que fallecieron, al cuidado y también al dolor de las almas que se encuentran en el gran cementerio de la Capital que acumula años y años de historias.