Mamá todo terreno: del dolor de perder un hijo a la alegría de ser bisabuela
La vendedora de diarios más conocida de San Juan, Graciela Peralta, contó en Sale Sábado las vueltas que le ha dado la vida para llegar hasta donde esta actualmente.
La historia de Graciela Peralta es una de las que merece ser contadas y más en un contexto como este, en la previa del Día de la Madre. Esta conocida diariera sanjuanina ha vivido las mejores y peores experiencias que puede atravesar una madre durante su vida. Tuvo que atravesar el dolor de perder un hijo pero a su vez tuvo la felicidad de ser bisabuela con menos de 60 años.
Esta mujer trabajadora a lo largo de su vida tuvo dos hijos, una mujer y un varón. Luego de atravesar dos embarazos sin sobresaltos y haber sido sometida a dos cesáreas, pudo dar a luz a dos chicos sanos. Los dos fueron creciendo y formando sus respectivas familias. Todo seguía su curso y parecía no poder mejorar hasta que su muchacho de 29 años se vio afectado por una enfermedad que le puso fin a su corta vida de manera sorpresiva.
"Tengo una hija y un hijo que lo tengo en el cielo. Tenía 29 años y partió hacia los brazos del señor. Queda ese pequeño vacío pero sé que esta bien. Es muy fuerte, es como una parte de uno que se va. La ley de la vida es irse los padres primero, pero a mi me tocó ese dolor de que se me fue un hijo de 29 años, que tenía toda la juventud y ya era papá de tres chicos", expresó.
Desde ese momento toda la familia Peralta se vio sumida en una tristeza enorme. La partida de este joven fue completamente inesperada. Graciela se quedaba sin su hijo y tres chicos perdían a su padre a una muy corta edad. Si bien era una situación totalmente indeseable, supieron reponerse y volver a darle curso a su vida normal.
Teniendo en claro que el chico estaba en un lugar mejor y que ya no sentía dolor. Sumado a esto tenían a su hijo menor que era su viva imagen. "El más chiquito de sus hijos es idéntico. Es re ardilla como era mi hijo pero los otros también están hermosos. Son estudiosos los tres, han salido así igual que el padre", reveló la entrevistada.
Esta capacidad de resiliencia que tuvo tanto Graciela como el resto de sus familiares iba a tener recompensa. Ella iba a vivir una de las cosas más lindas que puede vivir una madre. Luego de que su hija la hiciera abuela, una de sus nietas la hizo bisabuela a sus 59 años de edad y por triplicado.
"Tengo una hija hermosa de 42 años. Soy bisabuela con 59 años y es un regalo precioso de mi nieta más grande. Es algo muy bonito. Yo le decía a Dios que me ayudara a poder conocerla porque yo tuve muchos problemas de salud. Cada día le pedía ver a mis hijos, a mis nietas y ahora a mis bisnietos. La mayor tiene 6 años, el varoncito del medio tiene 5 y la nena más chiquito tiene 4, mi nieta los ha tenido uno atrás del otro", sentenció.