No puede contener las lágrimas cuando recuerda lo importante que es la Difunta Correa en su vida. Dijo que desde hace más de 13 años es devota de Deolinda y asegura que está viva gracias a un favor concedido en Vallecito. Es por esto, que ahora, Verónica Martini, llegó a San Juan desde Buenos Aires con su camioneta, que tiene ploteado la imagen e la Difunta Correa para agradecerle y pedirle que la bendiga, pues sueña con viajar por todo el país con esta movilidad. Este viaje y el que pretende emprender, lo hizo acompañada de Yoni Aranda, su pareja, quien se volvió un fanático de Deolinda gracias a ella.

Están empezando a armar su propio motorhome. Después de mucho sacrificio compraron la camioneta, que bautizaron como “La Ñoñeta” y antes de empezar a cumplir el sueño de recorrer el país, eligieron venir a San Juan, a buscar la bendición de la Difunta Correa. Es que, para Verónica esto es muy importante. Y el valor que esta bendición tiene fue puesta en evidencia, cuando antes de llegar a Vallecito, plotearon la camioneta con la imagen de Deolinda, para que además los acompañe a cada uno de los destinos que se propongan.

Verónica comentó que ellos son pareja hace varios años, pero que no conviven. Entonces, La Ñoñeta se volvió su lugar en común y el sueño que tienen en conjunto. “En enero pasado se nos dio la posibilidad de comprar la camioneta y yo le dije a Yony que cuando pudiéramos salir a la ruta, al primer lugar que íbamos a ir era a San Juan, a la Difunta Correa, para agradecer, siempre para agradecer”, dijo Verónica y comentó que su amor por Deolinda se debe a que está convencida que ella le salvó su vida.

Con la voz entrecortada, pidiendo perdón porque llora cada vez que lo cuenta y totalmente segura que la intercesión de la Difunta Correa son parte de su vida, Verónica comentó que hace 13 años, le diagnosticaron cáncer y que ahí vino por primera vez a Vallecito. “Me detectaron un tumo en el estómago y me encomendé a ella. Mi expareja, es mendocina y era devoto de la Difunta Correa y por él la conocí. Era mamá de una nena de 9 años y tuve mucho miedo. Le pedí a la Difunta que me cure porque necesitaba ver crecer a mi hija y acompañarla. Seis meses después, cuando fui a un control, el tumor había desaparecido. Hasta el día de hoy los médicos no se explican cómo ocurrió”, dijo la mujer y contó que, como agradecimiento, en ese momento, se peló y trajo todo su cabello a Vallecito.

 Después de ese año, Verónica volvió a San Juan en numerosas oportunidades. Y, ahora, lo hizo con un gustito especial. Sin poder disimular la fe que le tiene, comentó que le prometió llevarla en su piel y que por eso se la tatuó y hasta le hizo un altar en su casa, para agradecerle todos los días. “Siempre que viajo llevo agua, dejo botellas en los santuarios pequeños que hay en la ruta, y cuando veo que alguien necesita acompañamiento o protección le regalo estampitas de la Difunta Correa. Este año pudimos llegar a la camioneta y una de las primeras cosas que hicimos fue ponerle la imagen que dice ‘Gracias Difunta Correa’. Después llegamos para que Deolinda que nos de la bendición y de esta manera cumplimos con el primer viaje de La Ñoñeta”, agregó y dijo que cada vez que pueda volver a San Juan lo hará porque va a estar eternamente agradecida.