Terremoto del 44': la noche que San Juan sucumbió ante la fuerza de la naturaleza
El 15 de enero de 1944 dejó una cicatriz imborrable en la memoria de los sanjuaninos. El trabajo del Archivo General de San Juan permite conocer el episodio más trágico de la historia provincial
Fueron segundos interminables. El movimiento telúrico fue a las 20.49 horas y alcanzó 7,4 grados de magnitud en Escala Richter y una intensidad máxima de IX grados en la Escala Mercalli modificada. El epicentro se ubicó a 20 kilómetros al norte de la ciudad de San Juan, en las proximidades de la localidad de La Laja, en el departamento Albardón.
El terremoto del 15 de enero de 1944 fue la mayor tragedia que recuerda el pueblo argentino. Estiman cerca de 10 mil muertos, de una cifra aún mayor de heridos (datos aun inciertos), y de la destrucción casi total de una ciudad. Los efectos llegaron también a Córdoba, La Rioja, Mendoza y San Luis. En realidad, las consecuencias del sismo fueron desproporcionadas comparándolas con su intensidad.
Verdaderamente, la provincia sucumbió por lo inadecuado de sus construcciones. En toda la zona afectada, sobre todo la ciudad de San Juan, especialmente el sector norte (Concepción), y los departamentos de Albardón, Angaco, Ullum, Chimbas, San Martín y Caucete, las construcciones eran en su mayoría de adobe y algunas de ladrillo cerámico macizo, generalmente muy antiguas y sin ningún tipo de refuerzo para prevenir los efectos de los movimientos sísmicos.
Al poco rato del movimiento comenzó a llover torrencialmente, situación que duró varios días cremación en pilas, ya sea a los costados de la calle o en el cementerio fiebre tifoideaLa gente desesperada buscaba a sus familiares. Unos rezaban, otros lloraban, y los gritos de dolor y angustia poblaban todos los puntos de la geografía. Desde 1894 que San Juan no había sentido los efectos de un terremoto.
Este duro pasaje de la historia sanjuanina se pudo reconstruir gracias al aporte del Archivo General de la Nación, y el trabajo en conjunto que realizó al Archivo General de San Juan con la colaboración de los archivos de varias provincias.
Solidaridad del pueblo
La solidaridad y las primeras medidas fueron fundamentales. Entre las primeras acciones que adoptó el gobierno fue disponer la remoción de los escombros para retirar los cadáveres y habilitar las calles para el tránsito de los vehículos. Desde topadoras a carros para el transporte, todo tipo de medio se utilizó. También se demolieron los edificios que presentaron graves fallas estructurales. Fue decretado el toque de queda, pues los actos de pillaje también existieron en aquellos días de dolor.
Algunos médicos, enfermeras voluntarias, soldados heroicos, sacerdotes, participaron para aliviar los dolores físicos, demostraron como el sentimiento del deber y del amor al prójimo, era capaz de ganarle la lucha al espanto, a la desolación y a la muerte.
Otras provincias también presentaron su auxilio y fue Córdoba la segunda en llegar con sus trenes cargados de ayuda. Luego también se hicieron presentes La Rioja, San Luis, Salta y Santa Fe.
Tres días después de la catástrofe arribó a la Estación San Juan del Ferrocarril Pacífico el presidente General Ramírez con su comitiva oficial. El Gobierno nacional desde la Secretaría de Trabajo y Previsión organizó una gran colecta nacional hasta llegar a reunir poco más de treinta y ocho millones de pesos.
Estos sucesos ocurrieron en otros tiempos, pero parecen tan familiares hoy en día, en donde la pandemia mundial nos cambió en todos los sentidos y nos afectó en todos los ámbitos. Por lo tanto demostró que son requeridos valores como la empatía, la solidaridad, el compromiso, y en especial el trabajo en equipo y en conjunto de todos.