El 15 de enero de 1944, San Juan vivió la mayor tragedia de su historia. Un terremoto redujo la ciudad a escombros y mató prácticamente al 10% de su población, en cuestión de 30 segundos. Los materiales con los que se construían las casas en esa época, adobe y caña, eran realmente endebles. Lejos de lo que la gente cree, los sanjuaninos de ese tiempo ya eran conscientes de esta peligrosidad. Directamente, un medio de la época hizo una dura crítica sobre este tema, 24 horas antes de que la madre naturaleza les diera la razón.

El 14 de enero de ese año tan terrorífico para la provincia, el diario ‘Tribuna’ publicaba su nueva edición. Entre todo el contenido periodístico que guardaba ese periódico, hoy en día destaca una nota titulada: ‘Amenazan derrumbarse en San Juan muchas casas’. 

Este texto daba cuenta de la precariedad que caracterizaba a gran parte de los hogares sanjuaninos. Precisamente, centraban su crítica en una vivienda ubicada en pleno Capital. La misma estaba situada sobre calle Mendoza al 860, entre General Paz y 9 de Julio.

La vivienda con su frente repleto de grietas
La vivienda con su frente repleto de grietas

‘Esos viejos edificios, vencidos por la acción de los años, están a punto de convertirse en escombros antes que intervenga la mano del hombre (…) aún permanecen en pie como un mudo desafío a la moderna construcción’, rezaba aquel premonitorio escrito redactado hace 81 años

En la publicación se describía la preocupante situación de la mencionada vivienda, la cual se replicaba en gran parte de la Ciudad de San Juan. Aquella morada tenía su pared del frente visiblemente agrietada, sosteniéndose únicamente gracias a la colocación de puntales de madera.

A pesar de encontrarse en ese deplorable estado, el domicilio estaba habitado. ‘Lo serio del caso es que la mayoría de esos viejos casones están habitados, y sus moradores corren el grave peligro de morir entre los escombros, al producirse el derrumbe’, expresaba la nota de Tribuna.

Sumado a esto, la vida de los habitantes de la casa no eran las únicas que corrían peligro. Esta zona de San Juan era muy transitada por peatones, por lo que un derrumbe de esa pared de considerable tamaño, podía ponerle fin a la vida de alguna persona que camine por ese lugar.

Sin embargo, ya de poco sirve preocuparse por esa construcción. Lo que sorprende y hasta eriza la piel es que, como si fuese una especie de presagio, el redactor que creó esta noticia escribió una frase que se llenaría de verdad 24 horas después.

‘La acción del tiempo es inexorable, el adobe y la caña que les da forma van cediendo, lenta pero infaliblemente, al punto que de un momento a otro quedará tan solo un vestigio de lo que han sido’

El día siguiente de esa publicación, a las 20:52, un terremoto de 7,4 grados convirtió a San Juan en un escenario postapocalíptico. Casas, iglesias, escuelas, locales y todo tipo de edificación conocida, se transformó en polvo y escombros en menos de 1 minuto.

Este es el premonitorio artículo publicado el 14 de enero de 1944 en el diario ‘Tribuna’: 

Extraído del Archivo General de la Provincia
Extraído del Archivo General de la Provincia