(TÉLAM) Suárez había sido internado en una clínica de Madrid el lunes pasado por problemas respiratorios, pero fue su avanzado cuadro de Alzheimer lo que llevó a su hijo mayor, Adolfo Suárez Illana, a anunciar el viernes pasado al país que la muerte de su padre era "inminente".

Desde entonces, la clase política y la sociedad española recordó el rol central que jugó Suárez durante los primeros años de la vuelta de la democracia entre 1976 y 1981.

Pese a provenir de las filas franquistas, sólo en su primer año de gobierno declaró una amnistía para todos los delitos políticos, sacando de la clandestinidad y permitiendo la vuelta de miles de republicanos, aprobó una ley para la Reforma Política, que puso fin a las Cortes franquistas, y legalizó al Partido Comunista Español (PCE) y a los sindicatos.

Al año siguiente ayudó a redactar y aprobar en referendo la Constitución que aún rige hoy en España.

Pese a esos logros, Suárez terminó renunciando completamente aislado y desprestigiado en 1981 para garantizar la estabilidad institucional.

Hoy, más de tres décadas después, todas las fuerzas políticas y hasta el propio rey Juan Carlos, reivindicaron su aporte a la transición democrática y su sacrificio personal.

"Mi gratitud es honda y permanente y mi dolor es grande", dijo el monarca, que definió al ex mandatario como un hombre "que puso por delante de los intereses personales y de partido el del conjunto de la nación española", informó la agencia de noticias EFE.

A lo largo de la tarde, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, su antecesor y correligionario, Jose María Aznar, el líder de la oposición, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y otros referentes de la política española desfilaron por la clínica Cemtro, donde falleció el ex mandatario.