De la A hasta la Z, en cada letra del abecedario se encontraron nombres únicos de argentinos que, según la base del Registro Nacional de las Personas (Renaper) , se utilizaron una sola vez entre los más de 60 millones de inscriptos en la Argentina desde 1920 hasta la actualidad.

El equipo de LA NACION Data analizó la extensa base y encontró que 29088 personas en el último siglo fueron inscriptos con un solo nombre que no comparten con nadie más en todo el país.

Accacio, Bacco, Crisanda, Diumira, Ezzelina y Fornarina son sólo algunos de los más originales que forman parte de un abanico que demuestra la enorme variedad cultural del territorio argentino.

Entre las letras del abecedario que menos nombres únicos tienen, está la Q, con 190, entre los que se encuentran: Quico, Quijano, Quimba, Quanbao y Quibo. En muchos casos, la originalidad viene ligada a la forma en que fueron escritos, con errores ortográficos incluidos.

Nombres múltiples
Pero, entre los que son únicos, no están solamente los que son originales por tener un nombre, sino aparecen también las combinaciones no repetidas con dos, tres, cuatro, cinco y hasta 11 nombres.

Por ejemplo, en el país sólo dos mujeres fueron bautizada con 11 nombres. Misma cifra de personas tienen 10 y 9 nombres. El número sube lentamente en el caso de los que tienen 8 nombres: 15 personas; con 7, son 52; con 6 hay 384 personas.

El análisis también permitió determinar que con 5 nombres únicos hay 8793 personas; con 4 son 43.013; con 3, son 557.506 y, con dos llegan a 807.785.

Los límites que llegaron en los 60
"La vieja ley, que es de 1969, comenzó a establecer el límite de tres nombres máximos. Esa norma era la 18.248 que fue derogada por el Código Civil y Comercial (CCC) del 2015. En la nueva normativa se mantiene el tope de tres", explicaron fuentes del Registro Civil porteño.

El nuevo Código, en su artículo 63, inciso "B", establece: "No pueden inscribirse más de tres prenombres, apellidos como prenombres, primeros prenombres idénticos a primeros prenombres de hermanos vivos; tampoco pueden inscribirse prenombres extravagantes". Y en el siguiente apartado agrega: "Pueden inscribirse nombres aborígenes o derivados de voces aborígenes autóctonas y latinoamericanas".

En este ámbito, no escasean las extravagancias. "Un fanático de Racing le puso 'Blanca Celeste' a su hija'; también hubo un padre que le quiso poner Lucifer a su hijo, y no se le permitió", contaron desde el Registro porteño.

Mejor suerte tuvo una pareja en Santa Fe que, dos años atrás, logró anotar a su hijo con el nombre del ángel caído. Sin embargo, en esa provincia se le negó a otros progenitores de Villa Constitución inscribir a su hijo con el nombre de Yerbabrava (como la banda de cumbia).

Fuente: La Nación