A todos los que notaron que en sus últimas apariciones públicas el presidente de Zimbabue Robert Mugabe, de 93 años, tenía tendencia a dormirse, su portavoz les hizo este jueves un desmentido formal: no duerme, se protege los ojos. "El presidente no puede soportar las luces fuertes. Si observan con atención, solo mira hacia abajo para evitar la luz directa", declaró con gran seriedad George Charamba, citado este jueves por el diario estatal The Herald. "Cuando leo que el presidente duerme en las conferencias, creo que hay un error", agregó.

Aunque sea el jefe de Estado en ejercicio más anciano del planeta, Robert Mugabe no limita sus apariciones. En los últimos meses ha sido sorprendido a menudo en flagrante delito de siesta, en particular en la cumbre de la Unión Africana o, la semana pasada, en el Foro Económico Mundial sobre África que se llevó a cabo en Durban (Sudáfrica). Esto hace las delicias de la prensa de oposición, que informa cumplidamente, con la foto correspondiente, de cualquier cabezada presidencial. Para convencer a los que dudan de sus explicaciones, Charamba recordó el ejemplo de Nelson Mandela. "Acuérdense de Mandela, no se podían utilizar flashes para fotografiarlo.

Es lo que ocurre cuando uno tiene 93 años", dijo. La salud del presidente es objeto de rumores recurrentes en Zimbabue. Y su partida a principios de semana para someterse a unos exámenes médicos rutinarios en Singapur volvió a dar de qué hablar. Estas escapadas médicas a Asia suscitan regularmente duras críticas en un Zimbabue asolado por la pobreza bajo el poder casi absoluto de Mugabe desde 1980. Su portavoz justificó estos viajes recordando que el jefe de Estado era seguido en Harare por una médico zimbabuense y que solo iba a Singapur para consultar a los mejores especialistas.