María Rosa Aguirre es la madre de Sixto Carlos Aballay, el adolescente de 16 años que protagonizó un confuso episodio en los calabozos de la Seccional 17, de Chimbas. Todo comenzó por un expediente contravencional debido a que el chico no portaba documentación y el final, según el relato de su madre, fue con una terrible golpiza propiciada por tres policías. El pasado viernes Carlos acompañó a su madre al centro para pagar algunos créditos que la mujer había sacado. Tras terminar esa tarea el joven y su madre se disponían a regresar a su casa en Chimbas, pero el muchacho decidió quedarse en el centro y cortarse el cabello, según relató su madre a Tiempo de San Juan. En ese entonces, según le relató el propio muchacho a su madre, la policía lo detuvo y como éste no tenía documentación, se lo llevaron detenido. "Hubo una llamada telefónica en la que él me dice que cuando llegue a la casa le dicte su número de documento. Al rato yo le llamé y ya no volvió a atenderme” dijo Aguirre.  Aquel día la mujer se dirigió hasta la Seccional pero allí se habrían negado a entregarle al joven. "Yo creo que no me lo querían entregar porque estaba todo golpeado” analizó la mujer.  Finalmente el muchacho fue liberado de aquella dependencia el día lunes, cuando directamente se dirigió al hospital debido a los golpes que tenía. Allí lo atendían y logró relatar lo poco que se acordaba, según dijo su madre. "Me dijo que mucho no se acuerda, que le hicieron la cara para atrás, que le pusieron una toalla mojada en la cara y que le tiraban agua” explicó la mujer.  Ahora está todo en manos de la jueza de menores María Julia Cámus, quien se hizo presente en el Hospital para ver a Carlos Aballay tras el incidente.  Carlos, según su madre, estudia electricidad en el barrio Los Tamarindos y además se dedica a cuidar el jardín de su patrona. "Él hace jardinería a mi jefa, y además se las rebusca con cortar el pasto y esas cosas” describió. Además la mujer explicó que el muchacho no tiene otros ingresos al a policía. María Rosa dice no buscar ningún rédito económico, sino que necesita la seguridad de que estos tres policías no volverán a acercarse a su hijo y que en lo posible reciban sanciones por lo ocurrido.