Un poco a regañadientes pero ante el “nuevo panorama” abierto por la decisión del Gobierno de habilitar el debate, diputadas que impulsan el proyecto de aborto legal aceptaron bajar el pedido de sesión especial que iban a hacer para el 8 de marzo, para tratar el tema en el recinto en coincidencia con el Día Internacional de la Mujer.

Desde Cambiemos, legisladores que están a favor de la despenalización venían advirtiendo desde la semana pasada, cuando se conoció la decisión del Gobierno, de la inconveniencia de agitar aguas con una sesión especial que iba a terminar siendo “testimonial”. Ayer, hubo conversaciones entre el macrista Daniel Lipovetzky y la radical Brenda Austin -dos oficialistas que apoyan el proyecto activamente- con Victoria Donda, de Libres del Sur, que encabezará la firma de la iniciativa que será presentada el 6 de marzo (la segunda firma será justamente la de Austin, y la tercera de Mónica Macha del FpV, entre otras más de 60, para mostrar el consenso transversal del proyecto).

“Con el anuncio del Poder Ejecutivo estamos frente a otro escenario”, indicó Donda en diálogo con Clarín, sin dejar de advertir de la posibilidad de que todo sea "una maniobra dilatoria". La diputada manifestó su rechazo a que el proyecto tenga giro a la comisión de Presupuesto (con fama de “matar” iniciativas) o que tenga como cabecera la de Salud, que preside la macrista Carmen Polledo, contraria a la despenalización.


Donda le pidió a Lipovetzky “gestos” de que se va a propiciar un “debate sincero”. Esto se traduce en que tenga giros (que se decidirán luego del 6, tras ser presentado) a las mismas comisiones que los últimos años y cabecera en Legislación General, que preside el propio Lipovetzky.

El diputado macrista se mostró de acuerdo y ya elevó el tema al jefe del bloque, Nicolás Massot, y al titular de la Cámara, Emilio Monzó. Este miércoles habrá reunión de la bancada de Pro, y definiciones. “Había que bajar esa sesión porque no ayuda a que el proyecto avance, lo partidiza, y no nos puede venir a correr el kirchnerismo que tuvo doce años escondido el tema”, le dijo Lipovetzky a Clarín. Austin, por su parte, remarcó que la sesión especial era una estrategia “previa al compromiso del Gobierno. Había que replantear porque ahora se van a ir sumando más actores, con un debate racional y productivo para lograr sacar la ley”. En este sentido recordó que la sesión especial requiere dos tercios mientras que si hay dictamen, basta con la mayoría simple.

Para el 8 de marzo la "mesa chica" de diputadas que impulsa el proyecto prepara de todas formas una acción simbólica en el recinto, pero no será sesión. Se afirma que tanto las de Cambiemos como las kirchneristas evaluaban que la sesión no convenía porque la movida del Gobierno aplacó los ímpetus y podían mostrar debilidad con pocas presencias en el recinto.

(Fuente: Clarin)