Matías Luciano de Rioja es psicólogo, docente y escritor nacido en Río Negro. Su vida se vio captada por las letras y sigue inspirando con su talento. Si bien creó varios poemarios, viene con su primera novela, que tiene mucho de él y de lo oculto. Matías charló con Diario 13 y mencionó los detalles de "Se espantan los peces". 

"Me gusta escribir y que me gusta mucho leer.  Siempre fui más lector de narrativa que de poesía", comentó. A la vez añadió "después de haber escrito bastante poesía, ya tenía tres libros de poesía publicado. Bueno, quería darle el salto a la narrativa porque insisto, me gusta, me gustaba la idea de poder escribir algo de lo que me gusta leer. O al menos intentarlo". Además comentó: "la poesía que era un lugar donde yo se me sentía más fortalecido, más seguro. Así me lancé a contar esta historia". 

Sobre su novela, cabe decir que Simón, el protagonista, trabaja como psicólogo acompañando a adolescentes internados en diferentes hospitales de Buenos Aires. Algo coincidente es que tanto el escritor como el protagonista comparten profesión. "No sé si es necesario ser psicólogo para escribir este por lo menos este tipo libros. Yo como psicólogo, creo que fue un poco el disparo de la novela, contar la historia de un psicólogo que no se inscribe quizás en los en los lugares habituales de trabajo", mencionó. 

Además mencionó que " ay las experiencias de Simón, del narrador, del protagonista de la novela, de las peripecias de Simón, muchas tienen que ver con experiencias que por ahí yo he tenido, obviamente ficcionalizadas". También dijo que "hay un sustrato de que mi oficio me permitió por lo menos desarrollar este personaje".

"Yo no estoy escribiendo un libro de psicología.  Esto no es psicoterapéutico, esto es una ficción, es una historia. Me preocupa más lo que puedan decir mis colegas escritores que lo que puedan decir mis colegas psicólogos porque esta es una este historia, digamos de literatura", aludió sobre lo que piensan sus colegas al escribir narrativa.

Otro de los puntos que dijo es que el dejó vestigios de la prosa lirica en su narrativa. Además mencionó "me parece que cualquier escritor de narrativa, novela, de cuento, tiene que leer poesía. Me parece que la poesía es la madre de la literatura". Del mismo modo, aseguró  "Tuve que ajustar algunas cuestiones, algunos vicios de la poesía, algunos excesos por ahí del lenguaje que uno comete con la poesía, que en la novela no tiene mucho sentido".

"La novela juega todo el tiempo entre el autobiográfico y el autoficcional. ¿Qué es mío y qué es de Simón? Bueno, eso el lector, este, le es indistinto, ¿no? Digamos como escritor le presté algunas cuestiones biográficas, autobiográficas, me parecía que al arco narrativo de la historia le servían y que aparte tenía ganas de contar", detalló. A ello sumó que "me parece que ya el lenguaje es una ficción, entonces en una novela, aún más".

Al consultar sobre la ponderación de la amistad en su historia, aclaró "La amistad parece que es una un espacio que abre, que multiplica, que nos ensancha. Tengo un algún poema que habla de eso. La historia empieza a generar entorno a la amistad sin que yo lo haya buscado, ¿eh? Yo la historia era la de un psicólogo que trabajaba en hospitales. Ese era un poco el centro de la historia. Y después se empieza a convertir en una novela sobre la amistad, que es un hallazgo de la editora". También subrayó "entonces me parece que estaba en esa figura del de la amistad que lo viene a rescatar un poco a este tipo que no puede nada". 

En el momento en que se le preguntó por qué seleccionó específicamente los pacientes oncológicos, fue contundente al decir: "Por mi experiencia personal". Del mismo modo apuntó: "porque me parece también que la idea era darle como un giro a eso, ¿no? No quedarse en la cuestión del golpe bajo o de la cuestión más de eso que no se nombra, que no se dice. La palabra cáncer, el oncológico, son como palabras malditas". Sobre esta línea, explicó "entonces también como vengo trabajando hace años ahí. Este me parece que hay que con todo el sufrimiento que puede generar y lo difícil que pueden ser los tratamientos. Hay que hay que ponerlos hay que explicitarlos, hay que ponerlos sobre la mesa". Para ello sumó: "entonces me parecía estaba bueno contar un poco de ese de ese mundo sin caer en el golpe bajo. Este porque de hecho me parece que la novela tiene bastante humor. Más allá que tomar temas sensibles".