Con más de 4.000 espectadores presentes en el SND Arena de Asunción, la Selección se plantó de entrada con mucha presión de su primera línea y una transición veloz cada vez que recuperó la pelota. A su vez, el aliento del público se sintió en todo momento y, pese a que aguantó sobre el cierre con otra brillante actuación de Nicolás Sarmiento, el gol de Alan Brandi le alcanzó a los dirigidos por Matías Lucuix para conquistar la Copa América por tercera vez en su historia. 

Los nervios, lógicos en cada instancia decisiva, tornaron de arranque un juego impreciso para los dos combinados y fueron los grandes protagonistas. En diez minutos, después de algunas aproximaciones picantes de la visita, Leandro Cuzzolino castigó con un tiro libre de zurda, pero su potente remate -que se desvió en Cristian Borruto- impactó dos veces, una en cada poste, y salió desviado. A esa altura, con menos faltas pero también tenencia, la Albiceleste era la clara dominante.

Sarmiento, el héroe en los penales ante Brasil, hizo de las suyas y a puro reflejo le atoró el tanto a Hugo Martínez y Javier Salas. Pero en el mejor momento del local, el que golpeó y se adelantó en el marcador fue Argentina: Alan Brandi, tras una serie de rebotes y polémica (los paraguayos pidieron una falta previa que un árbitro cobró y el otro no) anotó el 1-0 en favor de la Selección.

En 5' del complemento, los dirigidos por Lucuix, que salieron con una inyección de confianza, tomaron el rol protagónico de las acciones y los guaraníes sumaron tres faltas y una amonestación. Señal clara de desesperación, que por poco Vaporaki no transforma en otra conquista albiceleste. Pero Paraguay, que días atrás le sacó un empate 3-3 para quedarse con la Zona 2, demostró su garra y a los 9' generó una ocasión muy clara, con una pelota picada que pasó sobre Sarmiento, pero que Maxi Rescia evitó justo en la línea con una pirueta fantástica. Se festejó como un gol propio.

Como era de esperarse, Paraguay, presionado por las cuatro faltas y el aliento de su gente, buscó el empate con fiereza y el ingreso del famoso arquero-jugador. Entre Sarmiento, con dos tapadas claves, y el palo, salvaron al combinado argentino que se replegó y apostó por los contragolpes de Taborda.

Con el correr de los minutos, los locales embistieron con todas sus fuerzas, pero la resistencia del vigente subcampeón del mundo (el anterior lo había ganado) fue más para llevar el trofeo a la AFA, el tercero en su historia (lo había logrado en 2003 y 2015). Gran logro de los argentinos, que coronan un proceso serio y muy sentido, que hace tiempo da y sigue dando sus frutos.

Fuente: Diario Olé