Luego enojo del martes ante la pregunta de si el equipo estaba obligado a ganar la Copa, el entrenador xeneize sigue con tónica nerviosa en la previa de la vuelta de las semifinales y dispuso una extraña medida en el entrenamiento del miércoles, el último antes del partido decisivo.

Guillermo Barros Schelotto primero cambió el lugar de la práctica: mudó a los jugadores del predio de Casa Amarilla a la Bombonera para probar el estado del césped de cara al encuentro con Independiente del Valle; luego, y antes de comenzar el ejercicio, hizo echar a todos los empleados y personas que estaban en el estadio para que nadie vea lo que iban a hacer.

De esa manera misteriosa, el DT prepara el encuentro clave para Boca, que lo podría clasificar a una nueva final de la Copa Libertadores, la primera desde 2012 y la undécima de su historia. Tras la derrota por 2 a 1, con un triunfo por 1 a 0 o por más de dos goles avanzará de ronda.

Justamente en el ataque puso su eje Guillermo, en la práctica confirmó el ingreso de Cristian Pavón, autor de los tantos ante Cerro Porteño y Nacional, por Darío Benedetto para acompañar a Carlos Tevez y Nicolás Lodeiro en la ofensiva.

El resto del equipo sería el mismo, con Orión en el arco, Jara, Diaz, Insaurralde y Fabra en defensa, y Pérez, Cubas y Zuqui, en el medio. Luego del ensayo de fútbol, los jugadores practicaron penales, situación que podría repetirse (como con Nacional) si se impone por 2 a 1.

Con la venta de abonos y adicionales, Boca consiguió una recaudación récord para la vuelta de la semifinales una suma cercana a los 12,5 millones. Se espera que la Bombonera esté repleta para el duelo de Copa.