El piloto mendocino Julián Santero alcanzó su primer título en el Turismo Carretera, coronándose como el campeón de la Copa de Oro tras una destacada temporada en la categoría más importante del automovilismo argentino. Su triunfo se definió en la última carrera del año, donde los problemas sufridos por Mariano Werner, su principal rival, marcaron el desenlace.

Con su Ford Mustang, Santero mantuvo un desempeño consistente a lo largo del campeonato. Aunque en la penúltima fecha, disputada en Toay, había sido superado por Werner, llegó al Gran Premio Coronación en el Autódromo Roberto Mouras de La Plata con una posibilidad clara: ganar la carrera o esperar que el líder enfrentara dificultades.

El punto de quiebre se produjo antes de que comenzara la final. Durante la vuelta previa, miles de papelitos lanzados por fanáticos en los costados del circuito desencadenaron un problema inesperado para Werner. Lo que parecía un gesto de celebración terminó siendo un obstáculo: los papeles se acumularon en el motor del Ford Mustang del piloto entrerriano.

El equipo técnico de Werner se vio obligado a retirar la tapa del motor para limpiar los residuos, una acción que, aunque necesaria, lo penalizó y lo relegó al último puesto de la grilla de partida. Desde el puesto 44, Werner quedó prácticamente sin posibilidades de remontar.

Con una actuación sólida y estratégica, Santero aprovechó la oportunidad. Finalizó segundo en la carrera, lo suficiente para recuperar la cima del campeonato y consagrarse campeón en una definición dramática e inesperada.