En la actualidad, se puede hablar sobre el marco político económico  complejo según lo que ratificó el presidente Javier Milei hace menos de 48 horas. Por este motivo, Banda Ancha acudió a Lucila Avelín, para entender este modelo económico de shock.

"Hay que ser muy cautelosos y tranquilos hasta tanto no conozcamos bien el paquete de medidas y cómo se va a aplicar", comenzó la economista sanjuanina. A la vez añadió que es importante  "en qué tiempo se aplicarán". "Si bien el presidente señaló que serán de shock, no dijo en cuánto tiempo. Lo ratificó en toda su campaña y en su discurso de Asunción, que va a ser una política  que va a ir al ajuste", comentó. 

Según la profesional,  esto va a traer problemas. "Las políticas de shock, en el comienzo o esa transición hasta que se acomoda suelen ser duros,  se ha visto a lo largo de la historia", dijo. En este punto ejemplificó con la convertibilidad, que trajo sus efectos en los años posteriores.

A ello sumó que "se puede atacar la inflación,  pero en Argentina es multivariable". En ello dijo que "nosotros tenemos un faltante de dólares porque el dólar no es competitivo, esas son brechas que hay que ir cerrando ". Del mismo modo señaló "hay que ver dónde llega el dólar, cuánto pesa la inflación y en qué medida qué son las cosas que nos van a afectar a nosotros". De acuerdo con su explicación, las medidas que se esperan tienen alineación con la búsqueda de dinamizar los sectores privados. Lo que llevaría a que el Banco Central tenga un poder de fuego.

Para ella, "No creo que sea viable la eliminación del Banco Central, eso puede ser en términos políticos  más que económicos". Pero para su perspectiva, Milei necesita negociar políticamente y no le conviene el cierre. En torno a la liberación de precios, dijo que va a traer aparejada que "la demanda se va a retraer". También apuntó "hay que ver que tan  rápido se va a ver otros sectores que van a empezar a traccionar y compensa lo del sector público. Porque ahí va a estar el problema, lo que deja de traccionar el sector público lo tiene que empezar a traccionar el sector privado".

El presidente señaló la intención de reducir impuestos, pero surge la interrogante sobre la coordinación de esta medida con la reducción de otros gastos estatales. La reducción de impuestos sin un ajuste previo en otros ámbitos podría traducirse en una continuidad en la financiación estatal, generando un dilema entre el huevo y la gallina.

La recaudación estatal impacta directamente en la coparticipación, y los gobernadores se ven afectados por las decisiones en este ámbito. La negativa del piso de ganancias y la negociabilidad de la coparticipación han reducido los ingresos de las provincias, generando incertidumbre sobre su capacidad para mantener salarios estatales y financiar programas clave.

En este contexto, los ajustes presupuestarios son inevitables, y los gobernadores enfrentan un momento complejo. La relación entre la inflación, las paritarias y los salarios estatales plantea desafíos adicionales. La necesidad de actualizar los salarios para preservar el poder adquisitivo se presenta como un tema crítico, y la relación del presidente con los gremios será determinante en este aspecto.