Septiembre duele es de inmenso dolor para una familia que  hace 30 años sufrió la tragedia ambiental de Avellaneda. Fue un gas con cianuro, generado por la negligencia de una empresa de transporte que habían vertido químicos en las cloacas sin supervisión, lo que se llevó la vida de una familia completa. 

El 27 de septiembre de 1993, Romina ingresó a la casa de sus abuelos, en Avellaneda, y se encontró con una escena aterradora. Una ambulancia estaba en la puerta, con las puertas abiertas y nadie en su interior. En el patio trasero de la casa, tres personas yacían sin vida, vestidas de blanco. Eran una médica, un enfermero y un ambulanciero que habían llegado para asistir a la familia.

Romina continuó su recorrido y encontró a sus padres y abuelos muertos en la cocina, con sangre en el piso. No entendía lo que estaba pasando, ya que unos minutos antes había sonado el teléfono en su casa, alertando sobre una emergencia médica en la casa de sus abuelos. Sin entender la situación, Romina corrió a buscar a su novio, Marcelo, quien trabajaba cerca de allí. Cuando volvieron a la casa, sintieron un fuerte olor a gas. Romina cerró la llave de paso del gas, pero su novio se desmayó. Finalmente, Marcelo logró recuperarse y pidió ayuda a los bomberos.

El gas que causó la tragedia resultó ser cianuro, generado por la negligencia de una curtiembre y una empresa de transporte de cianuro que habían vertido químicos en las cloacas sin supervisión. Este gas mortal se infiltró en la casa de los abuelos de Romina y causó la muerte de siete personas.

Romina y su hermana Valeria no pudieron despedirse de sus padres y abuelos, ya que sus cuerpos estaban contaminados. Romina, que tenía 20 años en ese momento, se casó con Marcelo para obtener la tutela legal de su hermana. Luego, Romina inició una demanda civil contra Aguas Argentinas y el municipio de Avellaneda por no controlar las actividades de la curtiembre y el lavadero de camiones. En 2006, después de 13 años de lucha, llegó a un acuerdo económico, aunque nada podría compensar completamente su sufrimiento.

En la actualidad, Romina es maestra jardinera y se dedica a concientizar a sus alumnos sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Su historia es un testimonio de la lucha incansable por la justicia y la conciencia ambiental. 

Con información de TN.