¿Violencia obstétrica? una mujer programó una cesárea y la dejaron estéril
Ocurrió en un hospital de Godoy Cruz en Mendoza. En consecuencia el médico Juan Ignacio Arpedoni está acusado de lesiones gravísimas culposas.
Este jueves en la provincia de Mendoza, se dio a conocer a través del medio "Los Andes", el inicio del juicio por el error que un médico cometió con una paciente. Cuando en vez de atenderla y realizarle un parto por cesárea, terminó ligándole las trompas de falopio a una mujer.
Razón por la que, este viernes se comenzó a juzgar al obstetra. El juicio que tendrá en banquillo de los acusados a Juan Ignacio Arpedoni Trímboli (72), comenzó a las 9.30 en la sala 8 de Polo Judicial y fue presidido por el juez Diego Flamat, en tanto que el fiscal Tomás Guevara representará al Ministerio Público Fiscal y la abogada Agustina Maddiona representará a la denunciante, una mujer que tiene 41 años y al momento del hecho, tenía 38.
El médico será juzgadobajo la carátula de “lesiones gravísimas culposas”, delito que tiene como penas de 3 años a 1 mes de prisión. Además, en el fuero civil enfrenta una demanda por daños y perjuicios, junto al Hospital Español de Mendoza.
“Se trata de un caso de violencia obstétrica porque atenta contra el derecho sexual reproductivo de la mujer, ya que está calificado por la Ley de Violencia de Género como una forma de agresión hacia la mujer”, afirmó Maddiona, abogada de la damnificada.
Vale decir que, durante el debate declaró la paciente, su pareja, la médica ayudante, el anestesista y el ecógrafo, entre otros testigos. Y según consta en el expediente se trató de un parto normal y la niña nació en perfecto estado de salud; la madre estaba consciente durante la intervención quirúrgica, al punto que tras el nacimiento, le dio un beso a su beba.
Al día siguiente, el obstetra habría agregado a la historia clínica el parte quirúrgico donde habría sostenido que hizo la ligadura de trompas para evitar futuras complicaciones prenatales.
Después, cuando el fiscal Guevara investigó la denuncia, habría sostenido que la paciente, tras el parto, mostraba un sangrado abundante y que corría riesgo su vida, que no constaría en la historia clínica.
La cesárea programada se realizó el 28 de septiembre del 2020 y luego de que la paciente diera a una niña, notó que el médico se demoraba. La mujer sintió que el profesional tironeaba al tiempo que comenzó a sentir olor a quemado y dolor, algo que no había sentido antes con su primera hija, 17 años antes.
El médico le decía que se quedara tranquila, que ya estaba por terminar, mientras hablaba con una doctora que lo asistía. El médico finalmente terminó y salió de la sala y la médica le mostró a la paciente dos bolitas, indicándole que esa era la prueba de que se había realizado el trabajo, es decir, la ligadura de trompas.
Ante el asombro de la mujer la médica, le explicó que habían cauterizado y la mujer comenzó a preguntarle por qué lo habían hecho si no lo había solicitado. Entonces la médica salió de la sala, volvió a entrar y le comunicó que Arpedoni le iba a explicar la situación a su marido.
Luego, al sacarla de la sala en camilla, el médico le tomó una mano, la besó y le dijo: “Nena, metí la pata. Disculpame, pensé que eras otra paciente, me equivoqué de paciente”. Además, en ese momento, le preguntó la hora y habría ensayado una suerte de disculpa, agregando “que lo había hecho por todos mis problemas anteriores”.
En la denuncia la paciente declaró que “nadie me consultó ni me informó nada respecto a la ligadura; de hecho mi proyecto era dejar pasar un año para volver a buscar un bebé, el doctor tomó una decisión sobre mi cuerpo que no le correspondía y sin mi consentimiento, puesto que en todo momento estuve consciente.”