Todo pasó hace 14 años, pero volvió a la memoria de la población debido a un nuevo aniversario del caso que causó escalofríos en la sociedad. Un asesinato, un parricidio pero no uno cualquiera ya que en si había un caso de canibalismo de lo más terrirífico. Cuando dieron cuanta de lo que pasaba, los oficiales fueron a buscar al, en ese entonces, culpable identificado como Raúl Ernesto Piñel, los recibió con una sonrisa inquietante en la cara y las manos ensangrentadas. Eso no era todo ya que en las paredes, el piso, todo a su alrededor, mostraba los restos del horror. A la vez había una olla todavía humeante que despedía un olor nauseabundo.

Lo primero que este hombre dijo cuando le consultaron por su padre fue: 'Ahora lo tengo bien adentro”. De inmediato Piñel quedó detenido y en ese mismo instante también nació la leyenda: se convirtió en el “caníbal de Daireaux”.

Los investigadores indicaron desde un primer momento 'No tenemos dudas de que este hombre se comió el corazón y los riñones de su padre. Solo se encontraron algunos restos en la olla'. Esto se debe a que el resto de la víctima, vísceras y trozos de la columna vertebral, se podían observar a simple vista desparramados por el domicilio de la calle Antártida Argentina, entre Saavedra y Moreno. 

Luego de una ardua investigación dieron cuenta que Piñel era un 'Adorador del Diablo'. Esto se dfebe a que durante su estadía en la prisión, Piñel ya no hablaba solo, hablaba con el mismísimo “ángel de las tinieblas”. Estos indició fueron cruciales para que la Justicia lo declarará inimputable.  Concretamente aludieron a que Piñel era un enfermo psiquiátrico que no pudo comprender la criminalidad de sus actos. Es por ello que desde el 2011 quedó bajo la tutela de un Juzgado de Ejecución Penal de Trenque Lauquen.