Nación comprará dos submarinos de combate por mil millones de dólares
La compra que le hicieron a Francia es una mega inversión desde la pérdida del ARA San Juan, el último activo que poseía el país.
En un nuevo esfuerzo por fortalecer la capacidad defensiva del país, el Gobierno argentino tiene en marcha un ambicioso plan de adquisición de submarinos militares a Francia por un valor total de 1.000 millones de dólares. El ministro de Defensa, Luis Petri, ya tiene lista la carta de intención que enviará al presidente Emmanuel Macron para iniciar las negociaciones formales en los próximos días.
La iniciativa apunta a la compra de dos submarinos Scorpene, fabricados por la empresa semipública Naval Group, en la cual el Estado francés tiene una participación mayoritaria del 60%. Estos submarinos de combate, valorados en 500 millones de dólares cada uno, pueden equiparse con baterías de litio, lo que los convierte en una opción tecnológica avanzada para la Armada Argentina. La construcción de estos submarinos podría extenderse hasta siete años, y el Ejecutivo evalúa realizar parte del proceso en el país, bajo la supervisión de la empresa estatal Tandanor. Sin embargo, un sector del oficialismo sostiene que lo más eficiente sería fabricar los submarinos en el extranjero.
En un contexto de búsqueda de alternativas, el Gobierno también consideró la posibilidad de adquirir submarinos usados. No obstante, tras un análisis exhaustivo, se determinó que las opciones de segunda mano disponibles no cumplían con las expectativas del Ejecutivo. En particular, se buscan submarinos diésel eléctricos que puedan recargar sus baterías en la superficie mediante generadores, una característica esencial para la operatividad de las embarcaciones en las aguas del Atlántico Sur.
Aparte de los Scorpene, la Armada Argentina tiene en evaluación dos modelos adicionales. El primero son los submarinos alemanes Thyssen, específicamente el modelo 209, equipado con torpedos, misiles y minas, además de contar con un sistema avanzado de detección de frecuencia baja. El segundo modelo en consideración es el submarino de clase Ula, utilizado por la Marina de Noruega. Esta opción, aunque usada, ha sido evaluada durante más de cinco años.
La urgencia por adquirir nuevos submarinos se enmarca en la falta de estas unidades en la Armada Argentina desde la trágica desaparición del ARA San Juan en noviembre de 2017. Según fuentes de Defensa, la prioridad sigue siendo la compra de los Scorpene, aunque la concreción de la operación dependerá del sistema de pago que se negocie con el gobierno francés.
En julio, durante una visita a la base naval de Mar del Plata, el ministro Petri expresó: "El gran desafío es recuperar la capacidad de submarinos. Estamos haciendo todos los esfuerzos, todos los estudios y escuchando todas las ofertas posibles para que la República Argentina recupere esa capacidad que perdió allá por 2017".
El contraalmirante Carlos María Allievi, Jefe del Estado Mayor General de la Armada, también destacó la importancia de esta adquisición, señalando que la recuperación de la capacidad submarina es estratégica y vital para el país: "Chile y Brasil tienen submarinos Scorpene, y el resto de los países del cono sur, como Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, tienen modelos 209. Operativamente, el Scorpene tiene mayores aptitudes, y su adquisición establecería un equilibrio estratégico con nuestros vecinos Brasil y Chile", afirmó Allievi.
Esta compra se suma a otras inversiones recientes en materia de defensa. El Gobierno ya incorporó 24 aviones de combate F-16 comprados a Dinamarca por 300 millones de dólares, y se espera la llegada inminente de una de las cuatro aeronaves P3 Orion Charly, de origen estadounidense, adquiridas a Noruega. Además, se busca impulsar la instalación de una base militar en Ushuaia con apoyo de Estados Unidos, proyecto que ya avanzó en abril de 2023 con el inicio de las excavaciones para la construcción de los cimientos.