El juicio por el crimen de Zoe, una niña de cuatro años asesinada en noviembre de 2021, está por concluir. Este jueves será el turno de los alegatos finales, y el fiscal Luis González Aguirre adelantó que solicitará la máxima pena: prisión perpetua para los dos acusados, Julieta Jimena Córdoba y Andrés Regino Bustamante, alias “Chato”.

Córdoba, madre de Zoe, y Bustamante, un pastor evangelista con quien ella mantenía una relación cercana, han permanecido detenidos desde el inicio del juicio. Bustamante está imputado por “homicidio agravado por alevosía, por mediar violencia de género y criminis causa”, mientras que Córdoba enfrenta cargos por “homicidio agravado por el vínculo, por alevosía y criminis causa”.

El crimen ocurrió la noche del 13 de noviembre de 2021, en la casa de la familia en el barrio Loteo San Andrés, en La Rioja. La investigación reveló que Córdoba y Bustamante asesinaron a Zoe para encubrir una golpiza que la madre le había propinado previamente, provocándole fracturas en el cráneo, un brazo, la mandíbula y las costillas, confirmadas durante el juicio por la antropóloga y arqueóloga forense Fernanda Minoto.

Para ocultar las lesiones, la niña fue rociada con combustible y prendida fuego en el patio de la vivienda. El veredicto del juicio confirmó que Zoe, aún inconsciente por los golpes, murió por asfixia a raíz de la inhalación de humo y graves quemaduras.

El juicio, que se lleva a cabo en la Cámara Tercera en lo Criminal y Correccional de La Rioja y está presidido por la jueza Karina Cabral con los vocales Edith Agüero y Gustavo Farías, ha durado tres meses y ha contado con más de 50 testigos. Durante las audiencias, psicólogos, trabajadores sociales, docentes y familiares de los imputados aportaron información relevante sobre el entorno de Zoe.

Ana Rodríguez, trabajadora social, describió un ambiente desfavorable para la niña, que requería intervención. Sin embargo, una docente de su jardín señaló que nunca observó signos de violencia y la describió como una niña dulce y feliz. Por su parte, Laura Brizuela, psicóloga que atendió a Córdoba, reveló que la mujer dependía económicamente de Bustamante, aunque sostenía que no mantenían una relación sentimental. Otras voces describieron el vínculo como una relación utilitaria, basada en dinero y sexo, y algunos la catalogaron como un “amigo, benefactor y/o amante”.

La psiquiatra Silvia Martínez, perito oficial, calificó a Bustamante de “rasgos psicopáticos” y señaló que utilizaba su fe para justificar comportamientos reprobables. La psicóloga forense Lucía Rau coincidió en que Bustamante mostraba características psicopáticas, describiéndolo como un “mártir” que empleaba su religión como excusa para sus acciones, aunque opinó que no sería capaz de cometer un homicidio, sino de encubrirlo.

También declararon vecinos de la pareja y funcionarios de protección de menores, quienes comentaron sobre un episodio en el que el abuelo paterno de Zoe, que la cuidó durante sus primeros años, solicitó ayuda para volver a verla. Zoe había sido dejada por su madre en manos de los abuelos en Chilecito cuando tenía pocos meses. Al cumplir dos años, Córdoba recuperó su custodia, pero la niña regresó a La Rioja y fue asesinada poco después.