Por el cambio de género, la trasladaron con mujeres; violó y embarazó a otra presa
Gabriela Nahir Fernández, una mujer trans que, tras cambiar su identidad de género en prisión, fue trasladada a un pabellón femenino en el penal, donde cometió más delitos.
La Justicia de Córdoba ha adoptado una medida inédita en el caso de Gabriela Nahir Fernández, una mujer trans que, tras cambiar su identidad de género en prisión, fue trasladada a un pabellón femenino en el penal de Bouwer. Fernández, quien había sido condenada por agredir a su pareja cuando aún se identificaba como varón, fue acusada posteriormente de violar a una interna en el mismo pabellón, lo que resultó en un embarazo. A raíz de esta denuncia, la Cámara de Acusación ordenó su reclusión en una celda aislada, sin contacto con otras personas, tanto hombres como mujeres.
En el fallo, firmado el 31 de octubre, los jueces expresaron que, aunque se buscaba garantizar los derechos de Fernández, esto puso en riesgo los derechos de las 481 internas del penal. La resolución destacó que, al intentar adaptar el régimen penitenciario a su nueva identidad, se generaron situaciones de violencia y abuso dentro del establecimiento.
Gabriela Nahir Fernández fue detenida en 2016 por lesiones leves calificadas y privación ilegítima de la libertad, en ese momento con identidad masculina. Tras cambiar su género en prisión, fue trasladada al pabellón femenino en 2018, y poco después, en 2019, fue liberada bajo libertad condicional. Sin embargo, en su nueva libertad, Fernández volvió a ser acusada por su pareja de turno, quien la denunció por hechos de violencia de género, utilizando su anterior nombre masculino.
Según los jueces, tras su reincidencia en prisión, Fernández fue acusada por múltiples internas de amenazas y agresiones. El caso que llamó más la atención fue el de una interna que denunció ser abusada por Fernández, quedando embarazada como consecuencia de este hecho. Ante la gravedad de la situación, las autoridades judiciales decidieron revisar su situación carcelaria.
El reciente fallo describe a Fernández como una persona que, en lugar de adaptarse a las normas del penal, utilizó su identidad para dominar y manipular a otras internas. Los jueces indicaron que la acusada impuso "viejos códigos carcelarios" en el pabellón femenino, empleando su género "binario" para intimidar y ejercer poder sobre las demás reclusas.
Los antecedentes en el expediente muestran que Fernández acumuló sanciones disciplinarias debido a su comportamiento, que alteraba constantemente el orden del pabellón y generaba conflictos con otras internas. La situación se volvió insostenible para las autoridades, quienes, dada la complejidad de su caso, determinaron que Fernández no podrá compartir celda ni con mujeres ni con hombres.