Robaron el caballo terapéutico de una niña de 10 años con síndrome de Down
Es la tercera vez que la familia sufre el robo del caballo. “Él es su amigo, su compañero. Aprendió a caminar a su lado”, señaló la madre.
En el barrio Chacras de la Merced, en la provincia de Córdoba, dos delincuentes ingresaron a la casa de los padres de Muriel, una nena de 10 años con Síndrome de Down, y se llevaron a Lobito, un caballo que ha sido mucho más que una mascota: es su amigo, su apoyo emocional y su compañero de equinoterapia desde que ella tenía un año.
“Él es su amigo, su compañero. Aprendió a caminar a su lado. La calma, le quita la ansiedad”, relató Carina, la mamá de Muriel, en diálogo con ElDoce.TV. Con profunda tristeza, agregó: “Ella lo necesita y lo extraña”.
La desaparición de Lobito ocurrió mientras la familia se disponía a cenar. Fue el hijo mayor quien se percató de la ausencia del animal y dio la alarma. Desde entonces, Muriel no deja de preguntar por su amigo. “Le explicamos que lo robaron, pero ella sigue preguntando. Ayer se fue a dormir pasadas las cuatro de la mañana por la angustia”, relató su madre.
Según el relato de Carina, el robo ocurrió alrededor de las 19 horas y una persona que transitaba por la zona vio a dos jóvenes caminando con el caballo. “Nos contaron que lo estaban maltratando. Nos dijeron que debían tener unos 20 años y que uno llevaba puesta una remera gris”, detalló.
Esta no es la primera vez que Lobito es sustraído. En 2018, cuando Muriel tenía 4 años, un grupo de delincuentes ingresó a la vivienda y robó al caballo, exigiendo un rescate de 7000 pesos. La familia, tras hacer un sacrificio económico, logró recuperarlo. Meses después, Lobito fue nuevamente robado por dos adolescentes de 15 años, quienes también pidieron un rescate que la familia tuvo que pagar.
En esta tercera ocasión, la situación es aún más desesperante. “Recibí una llamada donde me pedían 250.000 pesos por Lobito. Pero desde la Policía me dijeron que esos no eran los verdaderos ladrones”, explicó Carina. Y concluyó: “Si es esa la suma que me piden, a mí la verdad no me alcanza”.
La familia no solo enfrenta el dolor de la pérdida, sino también la impotencia de no saber cómo recuperar al caballo que ha sido esencial en la vida de Muriel. Mientras esperan respuestas de las autoridades, vecinos y organizaciones locales comenzaron a movilizarse para ayudar a la familia y visibilizar el caso, con la esperanza de que Lobito regrese pronto a casa.