Este lunes por la noche, en Gran Hermano se vivió el último "congelados" de esta edición de la mano de dos de los cuatro hijos de Darío.

El nuevo jugador ya cumplió los dos meses de aislamiento y, como lo había manifestado en varias ocasiones, lo que más le costaba de estar en el juego, era la falta del contacto diario con sus hijos.

Gracias a este bloque de encuentro, el nacido en La Plata vivió dos momentos únicos y emotivos. En primer lugar ingresó Francisco quien no pudo contener las lágrimas al ver a su padre a quien abrazó y besó.

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Che, qué bello esto. No lo puedo creer. ¡Qué hermoso, la puta madre!”, comentó el visitante, súper desenvuelto. Luego mirando a su padre a los ojos expresó: “Hola, viejo...Estoy muy orgulloso de vos, boludo. Es increíble esto, pa”.

En el momento de la salida, el comerciante fue contenido por sus compañeros. Pero eso no fue todo, porque -como en el caso de Virginia que fue vistada por sus dos hijas-, también visitó la casa Victoria, la hija de Darío.

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Conmovido al ver a la joven, el congelado comenzó a llorar: “Te quiero tanto. No llores y no te muevas... Mirame, estoy bien y estoy feliz. Estoy muy orgullosa de vos que después de todo lo que hiciste por nosotros, tanto tiempo, ahora estás haciendo esto que vos querés”, le dijo visiblemente emocionada.

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Antes de irse, la hija de Darío le pidió a su padre: “Seguí disfrutando de todo esto. Divertite. Yo sé que te cuesta estar lejos nuestro, pero disfrutalo”.

La emisión del primer día de la semana fue muy sorpresiva y emotiva para los hermanitos que, luego de la salida de Constanza, vive otro clima que, según un adelanto de Santiago del Moro, se verá interrumpida cuando este martes vuelva a sonar el teléfono rojo.

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