La maestra que fue sorprendida cuando intentaba ingresar tres celulares ocultos dentro de un postre al penal de Chimbas fue identificada como Gabriela Luna y se está evaluando si el hecho puede derivar en una causa penal o solamente en un sumario administrativo. La docente se encuentra en la mira desde el martes último en horas de la tarde después del escándalo que se armó con ella en el ingreso al Sector 4 del Servicio Penitenciario Provincial, según fuentes judiciales y penitenciarias. 

Luna debía dar clase a los internos que cursan la primaria dentro de la cárcel. Y como era su costumbre, cumplió con reglamento y pasó con sus pertenencias por el scanner de la puerta de ingreso, revelaron fuentes del caso. Entre sus cosas llevaba un postre en un recipiente plástico. De pronto se activó la alarma. Los sensores detectaron la presencia de un elemento extraño dentro de ese postre con vainillas y chocolate. Los penitenciarios vieron algo llamativo a través de la pantalla.

Eran tres objetos rectangulares dentro del recipiente. No pudieron hacer la vista gorda, de modo que abrieron el envase y hurgaron el postre. Para sorpresa de todos, en el interior había tres celulares envueltos en una bolsa plástica. Luna habría dicho que no entendía qué pasaba. Según fuentes penitenciarias, adujo que ese postre no era suyo, que el supuesto familiar de un interno se lo entregó en la entrada para que lo hiciera ingresar y lo repartiera al grupo de estudiantes. 

Esa sería la versión que dio para justificarse, pero no detalló quién le puso el postre en sus manos y quién era su destinatario. Lo que explicaron fue que la maestra es una de las más antiguas de las docentes que concurre al penal de Chimbas, con al menos 20 años de antigüedad y nunca tuvo problemas. Por eso llamó la atención lo sucedido. Hay tres posibilidades, explicaron. Una, que es como ella dijo, que quiso hacer el favor de llevar ese postre, sin saber qué contenía.