Eran 796. Niños de entre las 35 semanas de gestación y los dos y tres años de edad. Desaparecidos -peor aún: fue como si nunca hubieran existido-, durante décadas, hasta que en marzo fueron encontrados en las cámaras subterráneas de un centro de monjas en la localidad de Tuam, en Irlanda. Su historia se remonta a una época oscura de Irlanda, cuando miles de madres solteras, consideradas "inmorales" por la sociedad, acabaron en casas de acogida como la regentada entre 1926 y 1961 por las Hermanas del Buen Socorro en esta pequeña y tranquila ciudad en el condado irlandés de Galway (oeste de Irlanda).

Mientras sus niños les eran quitados por la fuerza y enviados en orfanatos religiosos subsidiados por el Estado. El caso de los niños de Tuam, que conmocionó a Irlanda, salió a la luz gracias a la perseverancia de la historiadora Catherine Corless, quien descubrió certificados de defunción que sugerían que los casi 800 niños yacían en el espacio que ocupaba un tanque séptico del edificio de ese convento conocido como "El Hogar". La mujer, originaria de Tuam, recuerda muy bien cuando, durante su infancia, pasaba cerca de la Casa del Buen Socorro.

Las altas paredes de ladrillo cubiertas de trozos de vidrios rotos y, sobre todo, los niños que de allí salían, con sus zuecos de madera, para dirigirse a la escuela del pueblo. El recuerdo de esos niños nunca la abandonó. "Estábamos marginados", dijo la mujer al New York Times. "No podíamos jugar con ellos. Eramos como especies diferentes". "Pensaba que era un animal. Durante la noche soñaba que me estaban creciendo cuernos", recordó Peter Mulryan, uno de los ex niños que vivió en el orfanato, donde pasó cinco años. "Cuando me despertaba lo primero que hacia a la mañana era tocarme la cabeza. Era un alivio".