Este 10 de enero, Nicolás Maduro se prepara para asumir un tercer mandato presidencial en Venezuela, en medio de un clima de incertidumbre política, denuncias de ilegitimidad electoral y una crisis económica que ha llevado a más de 7 millones de venezolanos a emigrar del país.

Desde las elecciones de julio pasado, los resultados son objeto de controversia. Mientras Maduro se declaró vencedor, sectores de la oposición, encabezados por Edmundo González, aseguran que los comicios fueron fraudulentos y que el verdadero escrutinio nunca fue revelado. Esta división ha dejado al país en una profunda crisis institucional, exacerbada por el rechazo de la comunidad internacional.

A pesar de las críticas, Maduro llevará a cabo su juramentación en una ceremonia marcada por la ausencia de líderes internacionales. Muchos de los países que no reconocen al gobierno de Maduro.

Por su parte, Edmundo González promete regresar al país en un acto simbólico para reclamar su lugar en el Palacio Presidencial. Sin embargo, el gobierno de Maduro ha desplegado un fuerte operativo de seguridad en la sede del Ejecutivo para evitar cualquier intento de toma de poder.

La oposición también enfrenta nuevos obstáculos: María Corina Machado, una de las principales líderes opositoras, fue detenida ayer durante las protestas callejeras. Estas manifestaciones, respaldadas por partidos de oposición, ONG y miles de ciudadanos, denuncian que el gobierno de Maduro encarna “una de las dictaduras más grandes de la región”.

Mientras la tensión política se intensifica, la situación económica sigue agravándose. Miles de venezolanos buscan cruzar la frontera hacia Colombia para conseguir alimentos y medicinas, o incluso para huir del país. En respuesta, el gobierno ha reforzado la seguridad fronteriza para limitar estos movimientos.