Talibanes fusilaron y degollaron a comediante que se burlaba de ellos
Se viralizaron las imágenes del momento en que lo secuestraron en su casa de Kandahar.
Pese a que los talibanes, que gobiernan Afganistán desde hace más de una semana, afirman que cambiaron y no buscarán vengarse, aparecen los primeros informes de ejecuciones y búsquedas 'puerta por puerta' de opositores. Según denunció Human Rights Watch, una de las víctimas recientes de los insurgentes fue el comediante Nazar Mohammad, al que asesinaron por burlarse de ellos.
El hombre era conocido como Khasha Zwan en TikTok, donde hacía bromas y parodias de forma cotidiana, en general a través de canciones. Algunos de sus chistes criticaban duramente a los yihadistas. El crimen ocurrió el 22 de julio, pero en los últimos días se viralizó un video donde se ve al humorista en un auto, rodeado de talibanes armados con AK-47.
Fue el día en el que lo secuestraron en su casa de Kandahar, y el último registro del comediante con vida. En las imágenes Mohammad se sigue burlando de ellos. Su irreverencia hace enojar a uno de los talibanes que lo abofetea varias veces. Poco después lo encontraron con las manos atadas en la espalda, acribillado de balas y con la garganta cortada.
'Al parecer, las fuerzas de los talibanes ejecutaron a Khasha Zwan porque se burlaba de los líderes talibanes', dijo Patricia Gossman , directora asociada para Asia de Human Rights Watch. 'Su asesinato y otros abusos recientes demuestran la voluntad de los comandantes talibanes de aplastar violentamente incluso las críticas u objeciones más dóciles'.
Los insurgentes negaron haber cometido el crimen, pro terminaron aceptando su autoría. El vocero del grupo Zabihullah Mujahid dijo que ambos habían sido arrestados con el fin de juzgarlos. En un intento de justificar el crimen, Mujahid también sostuvo que el cómico fue miembro de la Policía Nacional Afgana y había estado implicado en la tortura y el asesinato de talibanes.
Mujahid dijo que los talibanes deberían haber arrestado al cómico y llevarlo ante un tribunal talibán. La brutalidad de la matanza aumentó los temores de ataques de venganza. También socavó las garantías de los talibanes de que las personas que trabajaban para el gobierno, las fuerzas armadas estadounidenses o las organizaciones estadounidenses no sufrirían ningún daño.
Según informes, talibanes retienen a cientos de personas en zonas que conquistaron. Incendiaron escuelas y en algunas zonas se impusieron restricciones a las mujeres, similares a las que estaban en vigor cuando los insurgentes gobernaron Afganistán por última vez, entre 1996 y 2001. En ese entonces, negaron a las niñas el acceso a las escuelas y prohibido que las mujeres trabajaran.