A casi un mes del desalojo de manteros en Plaza España y de los feriantes de calle San Luis, una nueva preocupación se suma para los emprendedores que cada mañana ofrecen café y productos en inmediaciones del Centro Cívico. Según confirmaron los propios trabajadores, inspectores de la Municipalidad de la Capital se presentaron el pasado viernes para notificarles que ya no podrán continuar con su actividad en ese lugar.

Capital intimó a los puestos de café del Centro Cívico: “Llevo 8 años acá, es mi sustento"

Carlos Becerra, uno de los vendedores más antiguos en esa zona, expresó su inquietud en diálogo con Canal 13: “El viernes cayeron los inspectores municipales que ya nos venían advirtiendo. Nos dijeron que ya no podíamos estar. Pero este es mi único ingreso, no tengo otro trabajo, no tengo plan. Tengo familia que mantener, como todos los que trabajamos acá”.

Desde hace ocho años, Carlos y su esposa montan cada mañana un pequeño puesto donde venden café, tortitas, semitas y facturas, principalmente a los trabajadores del propio Centro Cívico que ingresan temprano. “Llegamos a las 5:30 y a las 11 ya nos vamos. No ensuciamos, no molestamos. El servicio que brindamos es totalmente distinto al de los carros gastronómicos”, explicó.

Según detalló, son tres los puestos de café que se mantienen fijos y otros que se suman esporádicamente. Becerra reconoció que el crecimiento desordenado de la actividad podría haber influido en la decisión del Municipio: “Caen otros vendedores que no están todo el año. Tal vez eso es lo que no quiere la gente, que se sumen más y más”.

Sobre su permanencia en el lugar, comentó que siempre trabajaron con un permiso “de palabra” y que si bien en su momento contaban con certificado de manipulación de alimentos, no se les exigió una habilitación formal: “Siempre fue de palabra, pero ahora parece que quieren algo escrito, y tienen razón, las palabras se las lleva el viento”.

La incertidumbre reina entre estos trabajadores que, más allá de las advertencias, siguen instalándose a primera hora con la esperanza de una solución. “Dios quiera que nos dejen seguir. Si nos dieran solo unas horas, sería suficiente. Nos hemos ganado la confianza de la gente con atención, calidad y amabilidad. En invierno o en verano, siempre estamos”, concluyó Carlos.