A la espera de la declaración en cámara Gesell de la presunta víctima de explotación sexual por el médico sanjuanino Fabián Peláez, la jueza federal que entiende en el caso, María Eugenia Capuchetti avanzó con la investigación y entrevistó al psicólogo y a la psiquiatra de la mujer

El psicólogo de la mujer que se arrojó este lunes por un balcón en Palermo, declaró que ella hace terapia de manera irregular desde hace dos años y que esto se debe a la variación de su estado anímico que “no siempre le permite asistir”. Según el profesional, lo que motivó el inicio de las sesiones tiempo atrás fue la dificultad para la convivencia de la familia ensamblada que mantenía con su pareja. Actualmente la mujer vive sola en una casa que alquila Peláez desde hace seis meses, cuando dejaron de convivir a raíz de un episodio violento que le costó una restricción perimetral sobre uno de los hijos del cirujano

Según el terapeuta de la presunta víctima, las prácticas sexuales que llevaban adelante con el médico no eran contra su voluntad y siempre contaban con su consentimiento. Sin embargo, si la conflictuaba la decisión de otra persona que hacían participar en sus relaciones sexuales porque “se metía en la pareja” y por una cuestión “de celos”, afirmó. 

El consumo de sustancias

De acuerdo a lo que manifestó la paciente en su terapia, el consumo de estupefacientes (cocaína y éxtasis, principalmente) durante los fines de semana la “desestabilizaban mucho” y que “consumía con él por gusto, le daban ganas de hacerlo siempre previo a una fiesta”. El psicólogo precisó que el consumo siempre iba de la mano de los tríos que llevaban adelante, que “era algo mutuo y respondía a la lógica de la pareja”.

Por otro lado, el especialista declaró que el consumo no colaboraba en sus fluctuaciones anímicas, lo que le generaba dificultades para vincularse en su dinámica familiar. “Estaba más irritable e inestable (…) no podía seguir con sus actividades”, declaró. 

Ante la consulta de si alguna vez mencionó la prostitución en sus sesiones de terapia, fue categórico y dijo que “no, nunca”. También declaró que la mujer nunca manifestó que el cirujano la ponía en una posición de sometimiento que aminore su juicio. 

Cuando la mujer comenzó el tratamiento, el terapeuta advirtió que se automedicaba, por lo que insistió en que iniciara un tratamiento psiquiátrico. La paciente accedió.