En su último discurso frente a la Casa Natal de Sarmiento, el 11 de septiembre del año pasado, Sergio Uñac reconoció que se equivocó. Dijo que debió tener mejor diálogo con los docentes. Ya había caído en las elecciones con su hermano Rubén como candidato. En su gestión explotó el fenómeno de los autoconvocados. La marea blanca le pasó por encima a los acuerdos paritarios. Los guardapolvos inundaron las calles. El malestar retumbó en las urnas.

Este pasaje mínimo de la historia reciente sintetiza una verdad irrefutable: todo aquel que se enfrentó con los maestros siempre perdió la batalla. Tal vez sea porque la docencia representa un termómetro social. O bien porque en Argentina el trabajador de la educación todavía es digno del respeto que muchos otros ya lo perdieron.

Aquí se abre un interrogante crucial: ¿el gobierno de Javier Milei saldrá al cruce de los docentes con su habitual verborragia ofensiva? Es altamente probable que no llegue a ese extremo. Antes, todo el aparato apuntará contra los dirigentes sindicales.

Roberto Baradel, del SUTEBA, estará servido en bandeja otra vez. De Sonia Alesso, líder de la CTERA, dirán que estuvo calladita durante los cuatro años de Alberto Fernández. Que son pura casta. Que no la ven. Que el león está domando a los kirchos-zurdos empobrecedores. Todo eso y mucho más, en el glosario habitual de las redes sociales.

Pero gatillar contra las cúpulas sindicales nunca fue suficiente para desacreditar la protesta docente. La maestra, el maestro, forman parte de ese círculo de extrema proximidad a cada familia argentina. Es la referencia de los chicos, en una Nación que orgullosamente levanta la bandera de la educación pública, para todos y todas.

Que los indicadores académicos están mal, no es secreto. Sin embargo, difícilmente alguien acepte que la solución a este problema sea pasar la motosierra. Eliminar el Fondo de Incentivo Docente y el ítem de Conectividad implica lisa y llanamente eso: castigar el bolsillo de la 'seño'.

La estrategia de Milei fue responsabilizar a las provincias. En verdad, son los gobernadores quienes pagan la totalidad de los salarios docentes desde la transferencia del sistema educativo de los años '90. 

Justamente en aquella década se instaló la carpa blanca que hasta el día de hoy sigue siendo la protesta más extensa de la que tenga memoria la Argentina. La colocaron en 1997, en reclamo de financiamiento educativo. Y recién la levantaron el 30 de diciembre de 1999. Y sí, el oficialismo de turno perdió las elecciones. Cayó el menemismo. Ganó la Alianza.

En San Juan las protestas docentes marcaron los 40 años de democracia ininterrumpida. Desde aquellas espesas columnas lideradas por Luis 'Quito' Martínez, hasta el fenómeno de los autoconvocados post-pandemia que puso en aprietos a Uñac.

Un error de liquidación salarial le costó el gobierno a los bloquistas. Fue la famosa deuda '87/'88, que los maestros no pudieron cobrar jamás, aunque sí pudieron hacerlo los altos funcionarios. Jorge Escobar padeció la resistencia docente, con la toma del Ministerio de Educación. La caída de Alfredo Avelín se inició con el frente sindical que lideró, entre otros, UDAP.

Le toca ahora a Marcelo Orrego sobrellevar el momento difícil. Ganó holgadamente las elecciones el 2 de julio de 2023. Se puede presumir que una parte importante de la docencia lo acompañó en las urnas. En diciembre, apenas asumió, la ministra de Educación, Silvia Fuentes, designó como director de Sistemas al autoconvocado Jorge Echegaray, una de las caras visibles del movimiento que hizo temblar al uñaquismo.

El problema mayor para Orrego es el ajuste libertario. La eliminación del Fondo de Incentivo Docente y Conectividad equivale a 700 millones de pesos mensuales. La provincia puso el dinero para el sueldo de enero y también lo hará en febrero. De marzo en adelante está todo por resolverse.

Con todos los programas nacionales caídos, la caja se achicó dramáticamente. El diputado nacional libertario, José Peluc, dijo esta semana en Banda Ancha que Milei siempre dijo que venían tiempos difíciles. Que llegar al equilibrio fiscal es la única salida. Que hay que aguantar.

Los sindicatos docentes no están dispuestos. La CTERA convocó a un paro nacional para el lunes que viene, día de inicio de clases en medio país. UDAP, que es entidad de base de aquella central argentina, también debería plegarse a la medida. Pero el mismo día tendrá que asistir a la paritaria provincial.

Cuanto menos, será incómodo para Patricia Quiroga estar sentada en la mesa de diálogo con la ministra Fuentes mientras sus afiliados marchan por las calles. Será incómodo para todo el mundo.

Sin embargo, la protesta docente a nivel nacional podría ayudar a los gobernadores. La restitución de los fondos resulta fundamental para el sostenimiento del sistema.

Visto desde la política, no hay dudas. Alcanza con mirar un poquito hacia atrás. El que se enfrenta con los docentes siempre pierde.


JAQUE MATE