Equilibrismo. Eso hizo el intendente de Rivadavia, Sergio Miodowsky este miércoles en Banda Ancha a la hora de marcar diferencias con el peronismo sin cruzar el límite de la convivencia política. Imprescindible para preservar la gobernabilidad. Pegó disimuladamente. Pero pegó.

'Hoy tenemos un gobernador federal, no como antes', dijo Miodowsky en colisión frontal con Sergio Uñac. Ocho meses después del traspaso de mando, Rivadavia le sigue echando en cara al ex gobernador justicialista que discriminó al departamento de Fabián Martín en el reparto de fondos para asfaltos.

Nada de soltar el pasado. Miodowsky volvió a apelar a ese episodio pugilístico para ponderar la actitud de Marcelo Orrego, que lanzó un plan de pavimentos urbanos equitativo para los 19 departamentos.

El trato igualitario sirve esencialmente para marcar el cambio votado el año pasado. Pero ese trato igualitario también resulta imperativo para un oficialismo condicionado por su minoría en la Legislatura.

Diferenciarse del PJ es necesario para el orreguismo que llegó al poder montado en el voto antiperonista. Sin embargo debe hacerlo siempre con mesura. Tensar demasiado la cuerda sería correr un riesgo innecesario. Sobre todo cuando es inminente la adhesión al RIGI.

Cualquier expresión desacomodada, cualquier ruido innecesario, tendrá impacto ahí, en el recinto donde todavía manda el uñaquismo.

Este posiblemente sea el dato más relevante: contra algunos pronósticos, Uñac conserva su ascendencia sobre el bloque mayoritario en la Cámara de Diputados. Y el conjunto de intendentes también responde a su llamado, a pesar de alguna diferencia silenciosa y muy disimulada.

La conclusión no requiere demasiado esfuerzo. Confrontar con Uñac no es buena idea. El propio Orrego habló de 'no mirar el espejo retrovisor'. En esa línea, Miodowsky reprimió todo otro cuestionamiento. Recordó el capítulo de los pavimentos negados a Rivadavia y ahí se detuvo.

Incluso esquivó la pregunta acerca del corredor amarillo que Producción y Trabajo logró consolidar desde Santa Lucía hasta Rivadavia, pasando por Capital, la más reciente incorporación con Susana Laciar a la Cabeza.  'San Juan necesita que todos los corredores miren al mismo lado', dijo el intendente con tono pontificio.

Por supuesto, en la intimidad Producción y Trabajo puede entusiasmarse con la idea de contagiar a otros municipios. Extender la ola amarilla. Pero hablar de ello sería inoportuno por las razones antes mencionadas. Cuando el peronismo se sienta amenazado, lógicamente habrá una reacción. Como dijo el General, son como los gatos.

Eventualmente habrá arañazos cuando llegue la hora de las urnas. Como todo oficialismo, Orrego y su escudería intentarán posponer todo cuanto sea posible esa tensión preelectoral.

Miodowsky habló dulcemente de su relación con los intendentes peronistas vecinos: Daniela Rodríguez en Chimbas y Carlos Munisaga en Rawson. Han concretado obras conjuntas en zonas limítrofes. Reina la buena onda.

Mientras el intendente de Rivadavia formulaba estas declaraciones en Banda Ancha, su antecesor, Fabián Martín, compartía escenario con Daniela Rodríguez en una escuela secundaria de Chimbas. Fue durante el acto de lanzamiento del concurso literario que promueve la Legislatura. En la ceremonia hicieron gala de cordialidad y buenos modales. 

No cabría que las cosas fueran de otro modo. No por ahora, al menos. Tanto Rodríguez como Munisaga han tenido gestos de reciprocidad con el gobierno provincial. Ninguno de los dos deslizó la menor crítica, como sí hizo, por ejemplo, la intendenta de Caucete, Romina Rosas. La semana pasada la jefa del Este volvió a quejarse por la 'falta de diálogo'.

También protestó el intendente de Jáchal, el también peronista Matías Espejo, por la iniciativa oficialista que amenaza con superponer la Fiesta Nacional del Sol con la Fiesta Nacional de la Tradición. Este chispazo sintetiza mínimamente la precariedad de la calma. Su carácter transitorio.

Mientras tanto, Uñac sigue recluido. Solo comunica a través de sus redes sociales, habitualmente en ocasión de alguna efemérides o cuando mantuvo una reunión con algún sector en particular. Bajó notablemente su nivel de exposición pública luego de entregarle los atributos a Orrego. Pero ese silencio calculado terminará algún día.

Un intendente orreguista, como Miodowsky, no puede darle a Uñac el motivo para salir a contestar. Mucho menos avivar la comezón política. Si algo está evitando el gobierno provincial es abrir frentes de conflicto. Tanto, que las primeras líneas están forzadas a atajar la lengua.


JAQUE MATE